¿Por qué ha fracasado la Iglesia en Ucrania? Las Iglesias cristianas no denuncian claramente el papel del patriarca Cirilo I de Moscú como impulsor principal de la guerra contra Ucrania


¿Por qué las Iglesias cristianas no han conseguido lograr la paz en Ucrania? En mi opinión, el fracaso de todas las Iglesias, empezando por las ortodoxas y hasta la católica, para impedir la extensión de la guerra en Ucrania se debe a que no han sabido denunciar a la máxima jerarquía de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Cirilo I de Moscú, como instigador de la agresión rusa a Ucrania.

Soy Santiago Mata, les doy la bienvenida al canal Centroeuropa, y antes de explicar en qué baso las anteriores afirmaciones, les comento que este es la primera emisión en directo en la que utilizo la opción de recaudar fondos, que pueden ver en el encabezamiento del chat de esta emisión, para destinarlos, en este caso para la ayuda de Cáritas a Ucrania. Me ha parecido que, dado lo triste y aparentemente negativo del tema que trato hoy, podía ser interesante estrenar esta invitación a ayudar por mediación de Youtube, dejando claro, por tanto, que el canal, en este caso Centroeuropa, no recibe nada de lo que se recaude, que no obstante les agradezco de antemano, ya que siempre será una cantidad simbólica, es decir, significativa, por pequeña que sea.

Volviendo a la atención a Ucrania, mi conclusión es que solo un jerarca eclesiástico relevante, el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, ha actuado correctamente, al garantizar la independencia de la Iglesia ortodoxa en Ucrania, y por lo que hace al papa Francisco, sin duda ha manifestado gran solidaridad con los que más sufren, hablando con frecuencia de la “martirizada Ucrania”, pero quizá en un intento de validarse como mediador y manifestar respeto por la cultura rusa, ha proporcionado, seguramente sin quererlo, munición ideológica al agresor. Para entender en qué consiste esta involuntaria validación del agresor, me parece pertinente conocer a un personaje llamado Cyril Hovorun.

Hovorun es un sacerdote ortodoxo ruso que en el año 2012 dejó su trabajo como secretario personal del patriarca de Moscú, en el que llevaba 10 años, para denunciar no simplemente que Cirilo I estuviera sometido a la política de Putin, cosa que de alguna manera también el papa Francisco ha denunciado al decir que no debería ser un “monaguillo de Putin”, sino algo mucho más grave.

En efecto, para Hovorun el problema no es que la Iglesia ortodoxa rusa esté dominada por el poder político, sino lo contrario, que el patriarca Cirilo I habría insuflado nuevas ideas para fomentar la agresividad del imperialismo ruso, haciéndose de esa forma no solo cómplice sino impulsor de la guerra de Putin contra Ucrania desde antes de su comienzo, al proporcionar a Putin una ideología religiosa que anteriormente estaba ausente en su discurso.

Hovorun ha sido noticia hace poco precisamente porque el patriarca de Moscú lo ha expulsado de su clero. Para conocer sus argumentos acerca de la responsabilidad de Cirilo I en esta guerra puede consultarse la entrevista que publicó con él La Vanguardia el 12 de junio de 2022: en ella afirma que Cirilo I “llenó el vacío ideológico postsoviético”, buscando recuperar el protagonismo público de la Iglesia ortodoxa rusa hasta el punto de “promover una ideología que sirviera de guía” a una sociedad fragmentada.

Según Hovorun, fue en 2012 cuando Cirilo I diseñó esa transformación de lo que otros pensadores llamaban “mundo ruso”, una ideología en la que la tradición rusa era una más de las del mundo civilizado, en un sentido exclusivista, donde ese imaginario “mundo ruso” es el único verdadero y debe imponerse a los demás. En febrero de 2012, a la vista de la radicalización en ese sentido totalitario del entorno de Cirilo I, y al ver que era impermeable a las críticas, Hovorun decidió cortar la colaboración con el patriarca. En la entrevista, concluye, refiriéndose a la invasión de Ucrania comenzada en 2014 y convertida en guerra a gran escala en 2022: “esta guerra es la continuación natural de lo que ocurría hace diez años”.

Según Hovorun, Putin estaba desilusionado con la Unión Soviética y pensaba que no podía revitalizarse, pues carecía de una ideología que lo sustituyera. Por eso aceptó como instrumento de cohesión la mezcla de ideologías que le presentó Cirilo I, cuyo verdadero nombre es Vladímir Gundiáyev, mezclando algunos elementos del imperialismo ruso tradicional, otros del cristianismo ortodoxo y otros del comunismo, pues a fin de cuentas, aunque el patriarca siempre fue antisoviético de pensamiento, colaboró con la URSS pasando datos al KGB en la época en que vivió en Ginebra representando a la ortodoxia rusa en el Consejo Mundial de las Iglesias.

En definitiva, para Hovorun, el impulso para la guerra procede de Cirilo I y no de Putin, a quien califica de “un hombre con una mente muy limitada” a quien Cirilo ha dado ideas grandes que le han permitido creer que tiene “una misión especial de Dios, que considera a Occidente como encarnación del mal”. (Más sobre la relación de Cirilo con Putin en esta otra entrevista de Hovorin en La Vanguardia, 21 de febrero de 2023.)

La guerra, por tanto, no tiene nada o poco que ver con la cultura rusa, menos aún con defender a minorías rusas en Ucrania, y va dirigida directamente a destruir por completo lo que se oponga a la superioridad de la nueva ideología: esa Europa que llamamos occidente y que según esta ideología está corrompida sin remedio. Una lucha del bien global contra un mal global en la que también las armas atómicas valen para eliminarlo: En opinión de Hovorun, los amagos de moderación de Putin en relación a las armas nucleares son un mero “chantaje” y para ver cómo Cirilo I le anima también en eso valga esta reciente noticia del 18 de octubre de 2023 en que el patriarca aparece premiando a uno de los creadores del arsenal nuclear soviético.

Recientemente, Hovorun explicó esta cuestión en una conferencia titulada “Un hijo del padre de las mentiras”, pronunciada el 26 de marzo de 2023 en la Iglesia Universitaria de Santa María Virgen en Oxford, y recientemente publicada. En ella, resume en tres la auténticas razones de la guerra en Ucrania: el revanchismo postsoviético, la idea megalómana de superioridad y la necesidad de preservar los privilegios de la autocracia y la cleptocracia rusas.

Al rebatir algunas de las excusas presentadas como motivos de la guerra, y en concreto la de la rusofobia, Hovorun presenta datos que deberían dar que pensar a quienes aún hoy siguen elogiando la supuesta grandeza pasada del imperio ruso. Así dice, por ejemplo, que “cuando uno pasea por las calles de San Petersburgo y disfruta de la grandeza de su arquitectura imperial, debería recordar que está construida literalmente sobre los huesos de los ucranianos esclavizados que murieron allí bajo terribles condiciones”.

Evolución del aprecio hacia los rusos en Ucrania.
Evolución del aprecio hacia los rusos en Ucrania.

Desgraciadamente, como muestra este gráfico, el resultado de la agresión con la que Putin supuestamente quería combatir la rusofobia es que la actitud positiva respecto a los rusos en Ucrania, que oscilaba entre el 90 y el 80% antes de la agresión, cayó por debajo del 50% con el comienzo de la agresión en 2014, para caer hasta el 2% con el comienzo de la agresión a gran escala.

En la conclusión de su conferencia, Hovorun compara a Putin con Stalin y el primero sale mal parado, ya que Stalin, a pesar de haber estudiado en un seminario, nunca se atrevió a expresar opiniones teológicas, mientras que Putin las ha empleado para convertir a la patria en un dios al que hay que adorar por delante del cristiano e incluso para afirmar que el cristianismo ortodoxo está más cerca del Islam que del catolicismo.

Para comprender mejor el origen de la ideología que Hovorun llama “mundo ruso” les aconsejo leer este artículo de 10 páginas publicado en un volumen de estudios sobre las Iglesias ante el conflicto ucraniano.

¿Dónde explica Hovorun las posturas de las Iglesias cristianas ante la guerra y por qué no han servido para frenarla? Para saberlo, puede ser interesante consultar este artículo suyo sobre la autocefalia publicado en 2020. En síntesis, como puede comprenderse, condena la actitud del Patriarcado de Moscú, liderado por Cirilo I. Por lo que hace a la Iglesia Ortodoxa Ucrania, dirigida por el metropolita Onofrio y sometida al patriarcado de Moscú, Hovorun le acusa de mantener silencio y no denunciar la agresión, disimulándola como si fuera una mera “lucha fratricida”, aunque reconoce que, una vez estallada la guerra a gran escala, el metropolita Onofrio sí ha sabido condenar la agresión y animar a los que luchan a las órdenes del gobierno ucraniano.

Como lógica consecuencia de la agresión rusa, Hovorun aplaude la decisión tomada en 2019 por el patriarca Bartolomé I de Constantinopla de reconocer la independencia que la Iglesia ortodoxa de Ucrania había proclamado en 1992, separándola de toda obediencia al patriarcado de Moscú. Este proceso, que se denomina autocefalia en el contexto de las Iglesias que sin estar sometidas a la obediencia del Papa de Roma sí reconocen una primacía de honor al patriarca de Constantinopla, no ha sido en general aceptada de momento en el mundo ortodoxo.

Además, si para alguien acostumbrado a la independencia entre Iglesia y Estado resulta chocante que fuera el presidente de Ucrania, y no los fieles de la Iglesia, quien pidiera el reconocimiento de la autocefalia de la hoy llamada Iglesia Ortodoxa de Ucrania (del Patriarcado de Kiev, cuya cabeza es el metropolita Epifanio), aún más difícil de entender es la prohibición por parte del Parlamento Ucraniano, el 19 de octubre de 2023, de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana sometida al Patriarcado de Moscú, a la que se acusa poco menos que de espionaje. Obviamente, si se llega a cerrar las iglesias que no se hayan puesto bajo la obediencia de la nueva Iglesia ortodoxa de Ucrania, del patriarcado de Kiev, el resultado será la negación del acceso a los sacramentos a muchas personas.

En cuanto a la postura de la Iglesia, católica, Horovun recuerda que el papa Francisco nunca ha condenado a Rusia, a Putin ni al patriarca de Moscú por la agresión a Ucrania. En ocasiones se ha referido al fratricidio para condenar la guerra, lo cual en opinión de Hovorun significa aceptar la retórica de la propaganda rusa o cuando menos cierta ambivalencia, ya que la responsabilidad parece repartirse entre ambas partes.

El 12 de febrero de 2016, por tanto dos años después de comenzar la agresión a Ucrania, el Papa se reunió en Cuba con Cirilo I y firmaron una declaración conjunta en la que se invocaba a las partes en conflicto a mantener un diálogo.  En este caso, al menos, según dice Hovorun haber sabido por quienes prepararon el documento, el Vaticano hizo eliminar el calificativo de “civil” que la parte rusa pretendió que se diera a esta guerra, para intentar diluir así su responsabilidad como agresor. En todo caso, la declaración habría caído de lleno en el elogio a la nueva ideología diseñada por Cirilo I, no solo por no identificar a Rusia como una de las partes en conflicto en Ucrania, sino por referirse en términos elogiosos a lo que llama “renovación sin precedentes de la fe cristiana” en Rusia, mientras que por el contrario Ucrania, donde sí hay libertad y renovación religiosa y además una notable presencia católica (principalmente greco-católicos, o de rito bizantino), era pintada en el documento como un país sumido en una grave crisis económica y humanitaria.

En definitiva, aunque Hovorun reconoce el papel humanitario jugado por la Iglesia católica, afirma que la única Iglesia que ha actuado “adecuadamente” ante la cuestión ucraniana es el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Por mi parte, añadiría que también lo ha hecho el primado de la Iglesia greco-católica ucraniana, Svjatoslav Shevchuk, cuyo título es arzobispo mayor de Kiev, de Galicia y de toda Rutenia. Este, en efecto, ha condenado al agresor ruso, y a Putin, en innumerables ocasiones. También ha criticado al patriarca de Moscú por su defensa de la guerra como una supuesta defensa de la Ortodoxia.

Con todo, ni siquiera Shevchuk ha sabido ver la primacía del Cirilo I en la construcción de la ideología que ha llevado a la guerra, ya que ve a la ortodoxia rusa como “atrapada en la doctrina del Estado de Putin”.

Como hemos visto, al menos según Hovorun, todavía no hay ninguna Iglesia cristiana que se haya atrevido a decir la verdad, reconociendo que la responsabilidad en esta guerra corresponde, en cuanto instigador, al patriarca Cirilo I de Moscú. Y sin decir la verdad, parece difícil que se pueda hacer una verdadera aportación a la paz. (En la imagen, palabras del papa Francisco el 29 de agosto de 2023 elogiando a la “Gran Rusia”.)

Elogios del papa Francisco al imperialismo ruso.
Elogios del papa Francisco al imperialismo ruso.

Hablando de aportaciones, les recuerdo que en el chat de esta emisión tienen la posibilidad de contribuir a la ayuda de Cáritas a Ucrania, les recuerdo que pueden suscribirse al canal Centroeuropa, incluso darle a me gusta a este vídeo o si quieren colaborar económicamente con el canal clicar en el botón de “unirme”. Sin otro particular, les saluda afectuosamente, Santiago Mata.

Petición al Patriarca de Moscú para que no apoye al Yunque He enviado la siguiente carta al Patriarca de Moscú, Cirilo I, pidiendo que no acuda a un Congreso organizado por el Yunque


Secretaría Administrativa del Patriarcado de Moscú

Arzobispo Sergius de Solnechnogorsk.
115191, Moscú, Danilovsky Val, 22
Teléfono: (499) 578-03-58
Correo electrónico: adm@patriarchia.ru

Madrid, 1 de septiembre de 2018 (versión rusa)
Estimado arzobispo Sergio:

Con la confianza que me da saber que compartimos el mismo esfuerzo por servir a la Iglesia de Jesucristo, me dirijo a usted para que, si le parece oportuno, transmita al Santísimo Patriarca Cirilo mi preocupación al conocer que se anuncia su participación en el llamado Congreso Mundial de Familias (WCF), que se celebrará en Moldavia este mes.
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