Ricardo Estarriol, en su foto de perfil de Twiter.

En memoria de Ricardo Estarriol, el más longevo corresponsal español en Centroeuropa Ricardo Estarriol fue el primero y más longevo de los corresponsales españoles en Centroeuropa en la segunda mitad del siglo XX


Recibo hoy la noticia del fallecimiento, anoche, de Ricardo Estarriol, primer y más longevo corresponsal español en Centroeuropa, a quien tuve el gusto de tratar cuando viví en Eslovaquia y Austria (1996-2004), manteniendo esa amistad hasta ahora.

No me corresponde a mí describir el trabajo periodístico de Ricardo, desde que llegó a Austria en 1958 hasta este mismo año, en que redactaba su libro De la guerra fría a la nueva Europa. Memorias de un testigo, que en algunas referencias aparece ya como publicado y que espero que, en efecto, lo sea. Baste con decir que si no fue estrictamente el primer periodista español en Centroeuropa -pues ese título quizá lo pueda reclamar hasta Donoso Cortés, y además, vaya usted a saber lo que cada quién entiende por Centroeuropa-, sin duda ha sido el más longevo, pues ni con su jubilación a fines de siglo dejó de escribir y corresponder.

Desde que Ricardo Estarriol dejó de ser para mí el nombre de un corresponsal notorio por su labor en la Polonia de Solidaridad, en la caída del Telón de Acero y las guerras posteriores (principalmente las balcánicas), pero en realidad ya desde la Primavera de Praga, y lo vi en persona, me trató con discreta cordialidad, poco llamativa, por su naturalidad: trataba a todos como hubiera deseado que a él le trataran, regla de oro que, como es sabido, es fácil de decir y difícil de hacer.

Ricardo fue corresponsal de La Vanguardia
Ricardo fue corresponsal de La Vanguardia

Cristiano cabal y catalán universal

Aunque por su escasez los dos adjetivos que acabo de utilizar no sirven para un titular hoy día (resultaría ininteligible), a Ricardo le cuadran: estoy seguro de que el origen de su cordialidad era el deseo de ser buen cristiano, e igualmente puede ser puesto entre los (seguramente muchísimos) catalanes que destacan por un sentido algo más que común (seny), que le permitía empatizar con cualquiera, poniéndose en su lugar, superando por lo menos en lo que de él dependía, cualquier barrera.

Ricardo es una de las pocas (pero gracias a Dios no la única) personas de las que puedo decir que nunca les oí hablar mal de nadie, pero no lo lograba a base de callar, porque siempre tenía algo interesante de lo que hablar.

En lo personal, estoy seguro de que Ricardo veía algo en los demás (incluso en mí) que le hacía apreciarlos tanto o más que ellos (y en mi caso diría, seguro que más de lo debido). No es que se hiciera el ignorante, pero no apreciaba sus conocimientos y opiniones más que los de los demás, lo cual como dije antes no se nota, pero es extremadamente raro en personas que dedican su vida a buscar la verdad, y que por tanto suelen creen que la han encontrado y concluir que saben más que los demás.

A pesar de llevar en Centroeuropa 40 años más que yo, constato que Ricardo siempre me preguntaba desde ese punto de vista de quien busca la verdad y cree que otro debe conocerla mejor que uno mismo, en muchas cosas referentes a Eslovaquia, Croacia, países eslavos en general, y hasta Austria. Alucinante, pero cierto.

La mejor lección al respecto me la ha dado ya mucho después de que dejáramos de vernos cuando me consultó sobre el interés que podrían tener sus memorias, que naturalmente le animé a escribir. Le ayudé en lo que pude a enfocar los aspectos que me consultó, y hasta a corregir expresiones, dado que su larga ausencia de la patria hispana las hacía necesarias… Y siempre encontré ese interés de quien cuenta con los demás para que le ayuden igual que él está dispuesto a ayudar.

Interesado en la labor de los demás

Lo anterior parecería simplemente inteligente para sacar de otros lo que pueden darle a uno. Pero Ricardo ante todo daba, y también con naturalidad. A veces me llamaba por teléfono para responderme a una consulta que le había hecho por whatsap y que por tanto era casi meramente retórica (no esperaba contestación) o para interesarse por algo que yo estaba escribiendo o investigando. Por ejemplo, mi último libro sobre la Virgen de Guadalupe. Pero no se limitaba a interesarse, sino que daba ideas. Ejemplo: me propuso escribir, ya que lo había hecho sobre las supuestas apariciones de Garabandal, sobre las de Medjugorje. Y, cuando le aclaré que sería muy probablemente para llegar a la conclusión de que eran un fenómeno manipulado en buena medida, me dio a entender -pero con esa discreción de siempre, donde la propia opinión no importa- que es lo mismo que él pensaba. La realidad es -pienso- que él estaba interesado, precisamente por llevar décadas viendo y oyendo testimonios sobre ese asunto, por llegar a la verdad, y confiaba en la capacidad de las personas para encontrarla.

Ya que he mencionado este asunto, lo completaré diciendo que, una vez terminado el libro de Guadalupe, cuando de nuevo me dijo algo sobre Medjugorje, opiné que en este caso era mejor confiar en que las cosas se vayan aclarando de por sí que dar la impresión de que uno quiere ir contra algo o alguien, y que prefería dedicar mi tiempo a investigar cosas más positivas, y me dijo que él había llegado a la misma conclusión.

Curiosamente, hoy, cuando recibo la noticia de su muerte, se celebra un rosario rezado, dentro del «maratón» propuesto por el papa Francisco para el mes de mayo, precisamente en Medjugorje, y me ha ayudado a reflexionar sobre hasta qué punto estaría Ricardo de acuerdo en que el mal se supera con el bien, y que si hay quien ha pretendido allí engañar y ha manipulado a la gente y desobedecido, a veces hay que confiar en que tratando bien y rezando por y con la gente, los malentendidos se vayan aclarando… A fin de cuentas muchos templos cristianos en la antigüedad se erigieron sobre templos paganos, no para imponer una verdad frente a otra, sino para santificar con la presencia de Dios y la oración un lugar que el demonio quería destinar al engaño. Todo un programa para buscar la verdad. Pero yo se que Ricardo, no buscaba una verdad abstracta, sino a Jesucristo resucitado, y que ya se ha encontrado de forma definitiva con Él. Acuérdate ahora ante Él de los que aquí tomamos de alguna manera el testigo de tu fecunda labor. Una abraçada y hasta siempre,

Santiago Mata

Valladolid, 15 de mayo de 2021.

Ricardo Estarriol, en su perfil de Whatsap
Ricardo Estarriol, en su perfil de Whatsap

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