La presidenta está triste Versos sobre las intrigas que han llevado a Isabel Díaz Ayuso a ordenar un peculiar confinamiento de buena parte de la población de Madrid.


La presidenta está triste. ¿Qué tendrá la presidenta?

También ella, como la princesa de Rubén Darío,

Ha perdido la risa y ha perdido el color.

De entre todos los políticos, parece ser la única

Que no ha perdido la facultad de llorar.

Y en virtud de esas lágrimas, quizá,

Es posible que sus ojos no mientan,

Y que incluso al acusar a otros la desmientan,

Desvelando que sabe que no puede creer

Lo que tantos otros fingen: que sabe lo que hay que hacer.

En medio de una jauría de soberbios patanes

Que se acusan unos a otros de pecados mortales,

Parece como si fuera consciente

De que miente más el que más puede

Y el que más pecado oculta.

Quizá su tristeza aumente

Al sentir ladrar de envidia

A quienes en altas torres

Se quisieran enrocar

Y desde ellas mirar con desprecio

El dolor ajeno.

Y aun sintiéndose ofendidos,

Persisten en su ladrar

Pidiendo ejemplar castigo

Y encierro sin piedad

Para aquellos que cometieron

El error de estar

En el centro de la tormenta.

Reflejo de humanidad

Son esas lágrimas estrelladas,

Bondad o ingenuidad, quién sabe si impotencia,

En todo caso, parécenme, conciencia,

De que miente el que a triunfar

Llama desde la ignorancia

Y el abuso de poder.

Santiago Mata, 19 de septiembre de 2020.