Hola, les saluda Santiago Mata, desde el canal Centroeuropa hoy domingo 17 de diciembre de 2023, para comentar la decisión tomada por la Unión Europea el jueves 14 de diciembre de iniciar el proceso de adhesión de Ucrania, Moldavia y Georgia, tres repúblicas que a pesar de independizarse de Rusia tras desaparecer la Unión Soviética a fines de 1991, han vivido más de 30 años sin alcanzar el sueño de la adhesión a la Unión Europea.
La decisión unánime de 26 gobiernos de la Unión Europea con la abstención de Hungría, llega en un momento particularmente delicado para Ucrania, cuyo presidente, Volodimir Zelenski, se topó el martes 12 en Estados Unidos con la negativa del Partido Republicano a permitir que el Congreso norteamericano asignara una ayuda militar a Ucrania de 60.000 millones de dólares, para completar los 50.000 millones asignados el año pasado.
¿Perderá Ucrania a causa de la falta de apoyo norteamericano la guerra a gran escala con que la Rusia de Putin continuó el 24 de febrero de 2022 la agresión emprendida en 2014? El futuro es incierto, pero al menos tres realidades aparecen con claridad:
1º, que Europa pasa por delante de Estados Unidos como principal responsable de apoyar a Ucrania, constatado desde octubre de 2023 (EEUU había aportado 43.900 millones de dólares, Europa -incluyendo no miembros de la UE-, 44.000, según Phillips OBrien en su Weekend Update nº 59 del 16 de diciembre). La Hungría de Viktor Orbán como propagandista de Putin: en palabras de la primera ministra letona, Evika Siliņa, que decía el 14 de diciembre en Bruselas: «No podemos confiar en alguien que pone en peligro el futuro de Europa».
Más allá de las palabras hablan los datos sobre los efectos de las mentiras que el gobierno de Orbán divulga sobre la agresión rusa entre las minorías húngaras de sus países vecinos (Vsquare.org):
2º, que Ucrania tendrá que renunciar durante unos años a recuperar los territorios perdidos: en la opción más pesimista, si la guerra continuara así otros 10 años, Ucrania resultaría severamente cercenada como Estado, y en este sentido se comprenden las críticas de algunos, como Alexey Arestovich, que habla de “la bancarrota de occidente”.
El plan de Estonia puede ser visto como una cierta huída adelante de la primera ministra, Kaja Kallas, que se ve rechazada por el 71% de su población, en buena media por su resistencia frente a Rusia.
Hace poco vi en twitter cómo alguien se lamentaba de que el gobierno español obligue a vigilar con cámaras de vídeo los mataderos, pero no las llamadas clínicas de abortos. Por otra parte, supe que Florida será el tercer estado de Norteamérica que prohíba el aborto desde el momento en que se escucha el latido del bebé, que es la sexta semana de embarazo. Y mientras comparaba ambas situaciones, es decir, cómo en Estados Unidos se legisla valientemente a favor de la vida humana y en España no se hace nada, me surgía esta duda que les transmito: ¿por qué es tan cobarde la derecha española? Si lo saben, díganmelo, y si como yo tienen dudas, ayúdenme también escuchando mis reflexiones y diciéndome si les parecen más o menos acertadas.
La primera oleada de la pandemia de covid-19 en España puede darse por concluida con un saldo de 44.000 muertos y casi tres millones de contagios, lo que supone una tasa de letalidad que probablemente oscile entre 1,4 y 1,8 muertos por cada cien contagios. Clique aquí para consultar la documentación y fuentes (también en formato excel, por si alguien quiere continuar la tarea de actualizar datos, que yo dejé en 1 de junio de 2020).
Concluyo así tres meses de trabajo con los que he querido contribuir a mitigar los efectos de esta pandemia en la forma en que podía: informando. Mi punto de partida era, hasta cierto punto, privilegiado, ya que en 2017 publiqué un pequeño libro en el que comunicaba mi descubrimiento de que la pandemia de 1918 en realidad empezó en 1917. Estaba así algo más sensibilizado acerca de las pandemias… y de las mentiras que las rodean. Aunque, francamente, no sospechaba que en España se pudiera mentir tanto y tan impunemente.
El resumen de mi trabajo en estos meses puede seguirse con la serie de vídeos que titulé Holocausto geriátrico, que fue combinada con algunos artículos en este mismo blog y la edición de una biblioteca colaborativa (Tiki).
Balance de la primera oleada de la pandemia en España
El coronavirus surgió en Wuhan a partir del 30 de octubre de 2019 y y ya se contagiaba localmente en España el 14 de febrero de 2020, extendiéndose una de las cepas españolas a seis países: el confinamiento comenzó, por tanto, con un mes de retraso.
Cómo se pudo evitar la propagación del coronavirus tomando ejemplo de la pandemia de 1918: vídeo que publiqué el 25 de febrero, sin saber que ya entonces era demasiado tarde por mucho que se decretara el aislamiento.
El error garrafal de Lorenzo Milá: vídeo del 27 de febrero donde critico al corresponsal de TVE por decir erróneamente que la letalidad del coronavirus es inferior a la de la gripe. Tras este error está el negacionismo de quienes creen que el virus no puede hacer daño si no se ve: son los que han seguido hablando de muertos «con coronavirus» y no por coronavirus.
14 de marzo: datos y las tres patas de la estrategia alemana: localizar los casos, distanciamiento social, proteger a los vulnerables. España entretanto ya pasa la barrera del 3% de letalidad, que indica una epidemia totalmente descontrolada.
Parece imposible hablar del coronavirus sin referirse al médico que lo descubrió, Li Wenliang, y también sin referirse a quienes trataron de impedir que la pandemia se conociera, al frente de los cuales, por estricta dependencia jerárquica que no implica juzgar sus intenciones, está el presidente chino Xi Jinping. Es decir, de momento tal afirmación no equivale a alinearse con posturas como la del diario La Gran Época, que llama al coronavirus el virus del Partido Comunista Chino.
Sobre los héroes y villanos de la tragedia del coronavirus he visto dos vídeos que quisiera hoy comentar: un vídeo de Mate con Mote que resalta la represión, e interpreta en ese sentido la eliminación de 21 millones de números de teléfono, que para él sería un intento de ocultar que el número de casos de la enfermedad en China sería muy superior al declarado:
Por otra parte, un ciudadano chino que no se identifica en este vídeo explica la historia del descubridor del coronavirus:
¿Qué opinan de estos vídeos?
En cuanto a Li Wenliang, parece obvio que tiene el mérito de haber descubierto el virus, pero su valentía tiene sus límites: su noticia se difundió a pesar de que pidió que no lo identificaran, y firmó una retractación (era miembro del Partido Comunista y aceptaba su disciplina). Su relevancia debe dejar hueco a otras personas, como los que pidieron libertad de expresión, notablemente el profesor Tan Yiming.
Respecto al primer vídeo, resalto el dato de los 21 millones de teléfonos suprimidos en los tres primeros meses de 2020. Se entiende que eso lo pueda haber hecho un Gobierno que cree en el control central a cargo de un partido no quiera dejar nada a la iniciativa privada. Pero eso, que lo sufran quienes quieran o no tengan remedio: el resto del mundo no tiene por qué aceptar que los datos difundidos por quien de esa forma reprime a sus ciudadanos tenga nada que ver con la verdad.
Pero parece difícil que sea el Gobierno quien ha suprimido los teléfonos, pues se condenaría a no controlar a esos ciudadanos, por no decir que a ellos los condenaría a la inanición, porque en China tener registrado el teléfono es clave para cobrar, imprescindible para moverse… ¿Si lo ha hecho el Gobierno es para impedir que se muevan esas personas? ¿Significa que han muerto 21 millones de chinos? ¿O que prefieren malvivir sin ingresos bancarios con tal de escapar al control del Gobierno?
En España
Y puesto que en el artículo anterior mencioné la investigación necesaria sobre lo que en España se ha convertido en un holocausto geriátrico, hoy lunes 6 de abril de 2020 se publicó la noticia de que están en marcha más de 40 investigaciones penales sobre los muertos encontrados por el Ejército en residencias de ancianos. No es, pues, una investigación partidista ni una alucinación, y sin duda es un paso adelante en el sentido que he pedido en esta solicitud de ayuda para investigar este holocausto:
Mañana espero presentar en este mismo espacio una web colaborativa donde quienes quieran podrán participar en este proyecto.
Ayer, sábado 4 de abril de 2020, murió mi amiga Margarita en la residencia geriátrica de Alcorcón donde vivía, Campobón, donde al parecer ya han fallecido 30 ancianos víctimas del coronavirus. La pandemia se ha convertido en un holocausto geriátrico, respecto al que cabe preguntarse si es un fenómeno natural o tiene también responsables humanos.
Sobre la responsabilidad del Partido Comunista de China y de su presidente Xi Jinping se han levantado algunas voces recientemente, también dentro de la Iglesia y no solo de China. Mientras que en occidente estamos casi acostumbrados a considerar que China no es un país comunista sino capitalista, la realidad es que el poder pertenece al Partido Comunista, que este se basa -como toda esa ideología- en la mentira (en concreto en la de un Mao divinizado y en la negación de la matanza de Tianamén, por citar dos ejemplos relevantes) y que Xi Jinping (con poder absoluto desde 2012 y, por cierto, doctorado en «teoría marxista») ha dado notables pasos hacia una dictadura. Una dictadura, de la mentira y unipersonal, ¿puede ser garante de una buena gestión en general y en particular de una grave crisis?
Sin ahondar más en la biografía del presidente chino, transcribo lo que sobre su responsabilidad ha escrito el 2 de abril el cardenal birmano Charles Bo. Frente a Xi Jinping, ya había escrito al comenzar 2014 el cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, que el hombre tiende a ser un «optimista impenitente» y que bajo su mandato «la Asociación Patriótica y el Ministerio de Asuntos Religiosos quiere esclavizar a los obispos y los fieles«.
Su opinión no ha cambiado. Pero veamos ahora por extenso la del cardenal Bo, tal como la traduce Sandro Magister (yo le cambio Myanmar por Birmania y Yangón por Rangún):
EL REGIMEN CHINO Y SU CULPABILIDAD MORAL POR EL CONTAGIO GLOBAL DEL COVID
Declaración del cardenal Charles Bo, arzobispo de Rangún, Birmania.
El viernes pasado, el Papa Francisco estaba ante una plaza de San Pedro vacía, hablando a millones de personas de todo el mundo que veían la transmisión en directo o en streaming. La plaza estaba vacía, pero los corazones están llenos, en todo el mundo, no solo de miedo y dolor, sino también de amor. En su maravillosa homilía y posterior bendición Urbi et Orbi, nos ha recordado que la pandemia del coronavirus ha unido a la humanidad. “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos“, dijo.
Ningún rincón del mundo se ha salvado de esta pandemia, ninguna vida ha quedado incólume. Según la Organización Mundial de la Salud, hay casi un millón de personas contagiadas hasta el momento. Y más de 40.000 fallecidos. Cuando esto termine, se prevé que la cifra global de muertos sea de millones.
Desde todo el mundo se alzan voces en contra de la actitud negligente mostrada por China y por el despótico partido comunista chino (PCCh) liderado por su hombre fuerte, Xi [Jinping]. El London Telegraph escribió el 29 de marzo de 2020 que el ministro de salud británico había acusado a China de ocultar las verdaderas cifras del coronavirus. Consternado, también había informado de la reapertura de los mercados «humedos», identificados como el origen de la propagación del virus. James Kraska, estimado profesor de derecho, en el último número de War on the Rocks afirma que China es legalmente responsable del COVID 19 y que las demandas podrían alcanzar cifras de miles de millones. (War on Rocks, 23 de marzo de 2020).
Un estudio epidemiológico de la Universidad de Southampton ha descubierto que si China hubiera sido responsable y hubiera actuado una, dos o tres semanas antes, el número de afectados por el virus se habría reducido en un 66%, 86% y 95%, respectivamente. Su negligencia ha desatado un contagio global que está matando a miles de personas.
En mi propio país, Birmania, somos extremadamente vulnerables. Estamos en la frontera con China, donde apareció el primer caso de COVID-19; somos una nación pobre, sin los recursos de salud y asistencia social de las naciones más desarrolladas. En Birmania hay cientos de miles de desplazados por el conflicto que viven en campamentos o en nuestras fronteras, sin servicios sanitarios, medicamentos o cuidados adecuados. En estos campamentos superpoblados, las medidas de “distanciamiento social” implementadas por muchos países son imposibles de aplicar. Los sistemas de salud en los países más desarrollados están abrumados, así que imaginen los peligros en un país pobre y conflictivo como Birmania.
Examinando el daño ocasionado a tantas vidas en todo el mundo debemos preguntarnos: ¿quién es el responsable? Por supuesto, en todos los países hay criticas a las autoridades. Muchos gobiernos están siendo acusados de no haber actuado a tiempo cuando el coronavirus apareció en Wuhan.
Sin embargo, hay un gobierno que es el principal responsable, como resultado de lo que hizo y lo que pudo haber hecho, y ese es el régimen del partido comunista chino (PCCh) en Pekín. Voy a ser más claro: el PCCh es el responsable, no el pueblo de China, y nadie debe responder a esta crisis con odio racial hacia los chinos. De hecho, los chinos fueron las primeras víctimas de este virus y durante mucho tiempo han sido las principales víctimas de su régimen represivo. Merecen nuestra simpatía, nuestra solidaridad y nuestro apoyo. La represión, las mentiras y la corrupción del PCCh son las únicas responsables.
Cuando el virus apareció, las autoridades chinas ocultaron la noticia. En lugar de proteger a la población y apoyar a los médicos, el PCCh silenció a los denunciantes. Peor que eso, los médicos que intentaron dar la voz de alarma, como el Dr. Li Wenliang del Hospital Central de Wuhan, que advirtió a sus médicos el 30 de diciembre, recibieron la orden de la policía de “dejar de hacer comentarios falsos“. Al Dr. Li, un oftalmólogo de 34 años, le dijeron que lo investigarían por “difundir rumores“ y la policía lo obligó a firmar una confesión. Murió tras contraer el coronavirus.
Los jóvenes periodistas que intentaron informar sobre el virus desaparecieron. Li Zehua, Chen Qiushi y Fang Bin se encuentran entre los que se cree que fueron arrestados simplemente por decir la verdad. El experto jurídico Xu Zhiyong también fue detenido después de haber publicado una carta abierta criticando la respuesta del régimen chino.
Cuando la verdad salió a la luz, el PCCh rechazó las ofertas iniciales de ayuda. Pekín hizo caso omiso al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. durante más de un mes. Y la Organización Mundial de la Salud, a pesar de colaborar estrechamente con el régimen chino, fue inicialmente ignorada.
Además de todo esto, existe la profunda preocupación de que las estadísticas oficiales del régimen chino minimicen significativamente la magnitud de la infección en China. Al mismo tiempo, el PCCh ha acusado al ejército de Estados Unidos de haber provocado la pandemia. Las mentiras y la propaganda han puesto en peligro millones de vidas en todo el mundo.
La conducta del PCCh es índice de su naturaleza cada vez más represiva. En los últimos años hemos asistido a una intensa represión contra la libertad de expresión en China. Abogados, blogueros, disidentes y activistas civiles han sido detenidos y han desaparecido. En particular, el régimen empezó una campaña de persecución religiosa cuyo resultado ha sido la destrucción de miles de iglesias, de cruces y el encarcelamiento en campos de concentración de, al menos, un millón de musulmanes uigures. Un tribunal independiente de Londres, presidido por Sir Geoffrey Nice QC, que procesó a Slobodan Milosevic, acusa al PCCh de extracción forzosa de órganos de presos de conciencia. Y Hong Kong –antes una de las ciudades más abiertas de Asia– ha visto erosionadas dramáticamente sus libertades, los derechos humanos y el estado de derecho.
Debido a su inhumana e irresponsable gestión del coronavirus, el PCCh ha confirmado, como muchos pensaban, que es una amenaza para el mundo. China es un gran país, con una antigua y gran civilización que, a lo largo de la historia, ha aportado mucho al mundo, pero este régimen es responsable, debido a su negligencia criminal y su represión, de la pandemia que se extiende hoy por nuestras calles.
El régimen chino liderado por el todopoderoso Xi y el partido comunista chino (PCCh) –y no su pueblo– nos deben una disculpa y una compensación por la destrucción que han causado. Como mínimo, debe cancelar la deuda de otros países para hacer frente al costo del Covid-19. Por el bien de nuestra humanidad común, no debemos tener miedo a que este régimen rinda cuentas. Los cristianos creen, como dice el apóstol [Juan], que “la verdad nos hará libres“. La verdad y la libertad son los dos pilares sobre los que todas nuestras naciones deben construir bases más seguras y sólidas.
¿Qué decir de España y Pedro Sánchez?
Veamos, por lo que se refiere a España, un artículo-denuncia sobre la responsabilidad del primer ministro español en la pandemia, publicado por Alfonso Ussía el 28 de marzo de 2020, tras su despido del diario La Razón (el que decía en su propaganda: «viviremos 100 años»), según ha publicado la Asociación de Militares Españoles:
ME QUEDO, QUE SÍ. PERO NI ME OLVIDO NI ME CALLO
Con ésta barbaridad de muertos, contagiados y de negros augurios, si hoy en España el gobierno fuese de derechas, la oposición habría pedido ya la dimisión de todo el Ejecutivo utilizando términos como “estáis matando gente con vuestras decisiones” o “sois y seréis los culpables”. Mientras, la izquierda más radical, estaría manifestándose en la calle al grito de “asesinos” además saltándose el estado de alarma, igual que se lo saltó el día de reflexión aquel 11-M. No sólo eso, incluso dentro de los propios hospitales eso sí, sin detrimento de su labor, veríamos manifestaciones diarias de sanitarios mostrando su rechazo al Gobierno, a su incompetencia y a su abandono en recursos. Ya no te digo las televisiones. Ahí apaga y vámonos, nunca mejor dicho. Tendríamos imágenes de tanatorios de la uno a la sexta en sesión de mañana, tarde y noche. ¿Habéis visto algún ataúd estos días en alguna tele?, ¿no?. Pues no será por muertos. Pero, este Gobierno es de izquierda, como los medios de comunicación y los sindicatos sanitarios así que todos quietitos y a rezarle a san joderse.
Afirmo esto porque las cagadas en la gestión son impresionantes. Cuarenta y tres días haciendo y diciendo gilipolleces y sin prever material para nada. Cuarenta y tres días desde el primer diagnosticado, 31 de enero, hasta el estado de alarma, 13 de marzo. Y hoy faltan mascarillas, batas y buzos literalmente a millones sólo para sanitarios, policía y transportistas. Ya no te digo para la población. Cuarenta y tres días del tal Simón diciendo “no habrá más que unos pocos diagnosticados”, y ahí sigue el tipo, marcándonos el camino. El camino hacia los 50.000. Esa frase la dice un gobierno del PP y sería caratula de apertura en todos los telediarios, como lo fueron aquellos “pequeños hilillos” de Rajoy una vez hundido el Prestige. Siete semanas señores. Siete. Qué crimen por favor.
Sí suspenden el Mobile Wold Congress, Sánchez dice que no, que no es por alerta sanitaria en el país. Hombre alerta la tuya no, pero alerta había de cojones. Con 14 casos ya por España, va a reunirse con el inhabilitado Torra, que es lo importante en estas situaciones. Con 27 casos, le subimos el techo de gasto a las comunidades, a Torra sobre todo. Con ya 125 casos, va y anunciamos nuestro compromiso con la “Descarbonización del Planeta”. ¡¡Claro que sí presidente, bien Gretto¡¡. Con 169 casos presentamos la Ley de Libertad Sexual. ¿Qué por qué?, pues como L`oreal, porque Irene lo vale. Con 282 positivos y ya 3 muertos, el incompetente del Presidente anima a todos a “llenar las calles el 8-M”, que eso es de enjuiciamiento criminal. Ese día, ya con 676 casos y 17 muertos, salen en Madrid a la calle 120.000 personas. Y de ahí, justo después, la noche del 9 de marzo estos ineptos se echan las manos a la cabeza y ay madre que yo no he sido. Todo lo demás no hace falta que te lo explique. Pon la tele: docenas de miles de infectados y camino de miles de muertos. Y para más Inri, pudiendo ver con tiempo por delante todo lo que ocurría en China e Italia.
Y la progresía televisiva, vamos. En su nivel esperado. El Wyoming, el Mejide, el Broncano y la Grisso des-co-jo-nan-do-se del virus y sus efectos. Tal cual. Y todo esto hasta la semana pasada con más muertos sobre la mesa que entre todos los atentados terroristas de nuestra historia. Lástima os pasen a los cuatro por banquillo alguna futura asociación de familiares de fallecidos por el Covid-19. Ojalá. Os lo merecéis. Y cómo no, la Ana Pastor,de la Sexta. Buenoo. Ayer la pillaron borrando tuits del 7 y 8 de marzo donde os animaba a todas a salir a la calle. Si señora. ¿Tú no fuiste Ana? Qué cosas verdad. Y sobre todo… ¿nadie vais a pedir siquiera perdón, cuadrilla de despreciables?.
No se lo quisieron creer en el Gobierno para así no tener que currar. No quisieron currar para así no dar sensación de preocupados y dedicarse a otras gilipolleces. Impusieron la ideología ante la salud de la gente. Ni valen para esto que está ocurriendo ni valen mucho menos para la que se viene, que es una crisis en España que va a dejar la del 2008 en una rachita. Así que señoras y señores, a disfrutar de lo votado. Ah¡¡ Y si piensas que ahora no es momento de criticar me parece estupendo. Estás en tu derecho como yo. Pero ya sabes: a callar, a esperar que no te salga la bolita con el 19 y a aplaudir en la ventana a las ocho. Eso sí, por curiosidad, ¿con cuántos muertos creerás que es el momento de empezar a criticar?, ¿dentro de otros 43 días quizá?.
(Bravo por la lucha en primera línea de fuego de los hospitales, bravo por el señor D. Amancio Ortega Gaona y bravo por los habitantes de este gran país que es ESPAÑA… “Dios qué buen vasallo si tuviese buen señor”).
¿Y los demás políticos?
Ya indiqué en mi anterior intervención sobre la eutanasia promovida por el gobierno regional de Cataluña, que la política de dejar morir de coronavirus a los ancianos es compartida por otras regiones, particularmente Madrid. La sorpresa es que el vicepresidente de esta Comunidad, Ignacio Aguado, ha pedido en Radio Nacional (hoy domingo 5 de abril ) perdón a los familiares de los muertos en residencias de ancianos, si bien solo por la falta de material y de información, no por la condena a muerte que supone la negación de auxilio en hospitales a los ancianos. La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, en cambio, al preguntarle Telemadrid si compartía esa opinión de que había que pedir perdón, no lo hizo: solo dijo que ante todo se hacen cosas buenas y que también hay algunos errores. Errar es humano, pero, por lo que parece, los españoles no somos humanos.
El alcance, en detalle, de esto que pienso que se puede calificar como holocausto geriátrico, requiere más estudio. Volveremos sobre ello.
Santiago Mata (centroeuropa). Madrid, 20 de marzo de 2020.
España podría tener a fecha de hoy, viernes 20 de marzo de 2020, 90.000 infectados por coronavirus, en vez de los 20.000 que declara, por cuenta del Gobierno, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias. Es una conclusión que puede deducirse precisamente de los datos que presenta Simón, y de las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás datos de la pandemia.
Por lo que respecta a la OMS, el 24 de febrero de 2020, según resumía El Independiente, los expertos de una de sus misiones a Wuhan, concluían que, fuera de China, la mortalidad de la entonces epidemia (desde el 11 de marzo pandemia) de coronavirus sería del 0,7% (es decir que morirían 7 de cada 1.000 infectados, o enfermos para entendernos).
Sorprendido por semejante uso de las cifras de mortalidad y de la importancia que puedan tener en una pandemia (algo que conozco por mi trabajo sobre la pandemia de 1918), he comparado las cifras de mortalidad por coronavirus en los 17 días que van desde el 4 al 20 de marzo en España, Corea y Alemania, obteniendo los siguientes resultado:
¿Por qué España no mantiene la mortalidad dentro de los niveles previstos por la OMS, mientras que Corea sí lo hace y Alemania logra unos niveles notablemente inferiores?
Si miramos a Alemania para tratar de resolver este enigma, observamos que allí la información, y hasta punto gestión de la pandemia, corresponde al Instituto Robert Koch, donde no aparece una estrategia específica, sino las recomendaciones de la OMS, según las cuales el control de la pandemia se basa en tres puntos (ver en las p. 4-6 de este documento):
Localización de los enfermos y de sus familiares y allegados más cercanos, para tratar de curar a los primeros y aislar a los segundos (y observar su evolución).
Reducción al mínimo de las relaciones sociales: pero evitando males mayores; por ejemplo, es recomendable dejar que las personas paseen, siempre que sepan guardar la distancia de seguridad entre ellas.
Protección de los grupos más vulnerables, en este caso personas mayores y personal médico.
El folleto alemán presenta las dos parábolas que en España hemos visto dibujar a Fernando Simón: una muy empinada, que supuestamente implicará el bloqueo de los hospitales, y otra que dosifica en el tiempo la llegada de un número de enfermos que a fin de cuentas es igual, pero que así puede ser atendido.
Pero lo que presenta el folleto alemán y no parece haberse oído en España son esas otras dos patas de la mesa, o más exactamente la primera, porque de proteger a los vulnerables también se habla, aunque otra cosa es que se haya hecho algo… a tiempo.
Cuando los enfermos en España eran pocos, Fernando Simón hablaba mucho de que se investigaban los contactos que cada uno había mantenido, si bien parecía que solo era para saber quién los infectó desde fuera. Luego esa preocupación desapareció. Y por fin desapareció por completo el interés por saber quién estaba infectado.
De repente, lo único importante era que nadie se moviera y así no podría infectarse nadie. Para proteger a los grupos vulnerables, solo los muy graves debían ir al hospital. Y los ciudadanos, obedientes, así lo hicimos. Y hoy los hospitales están llenos -no voy a decir expresiones alarmistas, pero el de la ciudad donde trabajo, Leganés, anunció hoy que no admite más enfermos: llámenle como quieran a eso.
Y, volviendo a lo primero, tenemos una cifra de muertos respecto a los enfermos declarados que indica que, o tenemos un virus más letal, o no sabemos manejarlo como la OMS prevé para que muera el 0,7% de los enfermos. O, tercera opción, quizá sí muera una cifra no muy diferente a esa, pero entonces tenemos muchos más enfermos de los que declaramos.
La pregunta es: si ya no se busca a los enfermos, y se dice que nadie se mueva de casa, que ya se les atenderá… ¿Cómo se puede esperar adivinar el número de enfermos? Aparte de que no se sopesa el efecto secundario de que, al disuadir a los enfermos de que salgan de su casa para pedir auxilio, sólo saldrán cuando estén a punto de morir y entonces ya no se les podrá ayudar… Lo que, ciertamente, nos alejaría de la tasa de mortalidad supuesta por la OMS.
Para no preguntar por un misterio, veamos qué han hecho Corea y Alemania para conocer el número de enfermos, como paso para atenderlos, controlar sus contactos y evitar la propagación del virus: hacer test y más test. Test gratis en Alemania desde febrero, para 72 millones de asegurados de las Cajas de Médicos (Kassenärztliche Vereinigung, KBV), con tal de que tuvieran algún síntoma de enfermedad pulmonar. A fecha 20 de marzo ya no hace falta tener síntomas, sino que un médico autorice la prueba, o bien tener seguro, y si no se tiene cuesta entre 60 y 200 euros, y en las calles hay colas para hacérsela. A los mayores de 50 años, considerados grupo de riesgo, los buscan las autoridades de casa en casa para hacerles la prueba.
En suma, aunque los alemanes se autoflagelan porque les parecen pocos los 160.000 test que allí se hacen cada semana, Tobias Buck afirma el 20 de marzo en Financial Times que el gran volumen de test es la razón de la anomalía alemana: gran número de casos, baja tasa de mortalidad.
En España, según el Ministro de Sanidad en su comparecencia el día 15, se habían hecho 30.000 test hasta ese momento. Sin contestar la pregunta sobre si la alta tasa de mortalidad presupone que no se han localizado todos los enfermos. Fernando Simón dijo a renglón seguido que en dos o tres días se harían todos los test necesarios. Tres días más tarde, el primer ministro británico dijo que allí pasarían de hacer 10.000 a 25.000 test diarios. En España no se han dado cifras…
Con 1.002 muertos, a fecha 20 de marzo de 2020, si la tasa se acercara a los 0,7 muertos por cien infectados, debería ser que en España hay… 143.143 infectados. ¿Algún día sabremos cuántos hay?
A falta de datos y para suplirlos con una hipótesis, esta puede ser que supiéramos a qué tasa de muertos en porcentaje de los enfermos/infectados se corresponde el caso de España: si a la de nuestra relativamente cercana pero sin duda más espabilada Alemania, si a los países indeterminados en que, según la OMS, debería regir la tasa del 0,7% de muertos, o a la de la más lejana pero sin duda desarrollada y celosa Corea. Quizá estemos incluso mucho peor que ese país, pero vamos a suponer que pudiera ser que tuviéramos su tasa. ¿Cuál sería entonces la cifra de infectados/enfermos?
Con la más benéfica de las tasas a efectos de obtener un número de afectados menor, pero la peor por suponer mayor mortalidad, es decir, con la coreana, se deduciría que en España hay más de 90.000 infectados con el coronavirus.
Los alemanes han sabido prever
En estas cosas, como en casi todas, no hay milagro alemán. Lo que hay son alemanes previsores. Los virus no se vencen saliendo a aplaudir. Pero, ya que no podemos improvisar lo que otros han preparado durante años, reconozcamos al menos la realidad: es imprescindible localizar a todos los afectados, y controlar a sus allegados, para que no sigan expandiendo el contagio: y para que no esperen a estar a punto de morir para ir al hospital.
Hay que dejarse de demagogias. No digo que haya que depurar responsabilidades, pero evitemos que los efectos de la irresponsabilidad se sigan expandiendo a la velocidad del virus.
Con Abascal llega la verdad a la política española. Más que tapar -como Sánchez- sus oídos a la sirena, vale decir con Jesucristo: no imitéis lo que hacen.
Antes de adjetivarlo con lamentos, hay que reconocer que el primer discurso de Santiago Abascal en el parlamento español, el 22 de julio de 2019, fue excelente. Por primera vez en décadas se oyó a alguien decir verdades como puños.
Este reconocimiento de la verdad suena a elogio. Pero es, simplemente, la verdad, y hay que reconocerla. Lo que dijo es verdad y alguien tenía que decirlo. Desgraciadamente, lo dijo él: un mentiroso.
La reacción de Sánchez, ignorar lo que oía, es la clásica reacción de un cínico, que no tiene respuesta válida frente a la verdad. Fue clásica también porque es la respuesta mítica frente al canto de las sirenas: no las escuchéis. Pero esa respuesta no vale.
Las sirenas ni eran mujeres, sino focas, ni su canto era hermoso. Por lo tanto el mito griego era una exageración para tratar de mitigar la curiosidad de los marineros y darles el buen consejo de mantenerse alejados de las rocas sobre las que tomaban el sol las focas. El consejo era bueno, pero insuficiente para matar la curiosidad.
Del mismo modo, el consejo de Sánchez es inútil, porque la gente tendrá curiosidad por ver lo que dice Abascal y, atraída por la verdad, se inclinará a votarle. Por eso habría que haber respondido a la verdad con otra verdad, la dicha por Jesucristo: lo que dicen los fariseos es verdad, por tanto, cumplid lo que os mandan, tratad de vivir conforme a esa verdad, pero no les imitéis, porque ellos dicen pero no hacen.
Por lo tanto, si oís la verdad, como es el caso con Abascal, de una persona adiestrada por el Yunque, procurad hacer esa verdad… Pero no confiéis (vuestro voto) a esa persona, porque no hará lo que dice. Es más eficaz que taparse los oídos. Porque la verdad merece ser escuchada. Eso, y nada más, hay que agradecer a Abascal. Eso, que no quieran ni siquiera escuchar la verdad, hay que lamentar del resto de políticos españoles.
Con este trabajo pretendo responder a la pregunta sobre cuál sería el resultado de las elecciones sin Vox o, dicho de otro modo, hasta qué punto ese partido facilitará la victoria del PSOE. Los datos que han servido para realizarlo se explican después de los gráficos.
El arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez, publicó el 14 de marzo de 2019 en su blog personal una entrada titulada Trágica confusión en el pueblo cristiano, en la que explica las razones por las que un cristiano no debería votar a VOX, aunque sin mencionar expresamente a este partido.
El texto ha sido resumido por Religión Digital correctamente pero sin explicar el trasfondo referido a VOX, interpretado por Gabriel Ariza (Infovaticana) como si el prelado utilizara su cargo para «confundir al votante católico», y atacado por el bloguero Cigoña -que lo confunde con una carta pastoral- como un intento de «vender PP».
Como se ve, los críticos intentan que parezca que el arzobispo de Granada no habla claro, cuando, a cualquiera que lea la entrada del blog, le resultará patente que es el primer texto en el que un obispo español habla clarísimo sobre política (con la lógica salvedad de no nombrar a VOX) en décadas.
Que sea un obispo, para mí, implica que merece al menos cierta atención. Que hable de política, y con claridad, más, pero, añado, es que para colmo es coherente con la fe cristiana y diría que bastante lúcido: así que en vez de seguir el hispánico impulso de juzgar y olvidar, presento, a continuación de la foto, mi resumen del texto. Solo les pido que crean que merece la pena, y les vuelvo a poner el link con el consejo de leerlo y releerlo. Y después del resumen aportaré una opinión sobre Vox.
Tras pasar una semana en Moscú y volver a volar con Aeroflot, soportando los símbolos del comunismo, les he dirigido esta carta (ver en ruso):
Madrid, 22.8.2018
Estimada Señora Denisenko:
He regresado hoy de un viaje a Rusia y, como me pasó hace un año, sigo sin acostumbrarme a ver que las líneas aéreas de Rusia llevan como emblema la hoz y el martillo que simbolizan el comunismo. Me pregunto si de esta forma pretenden negar la gravedad de los crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen que durante tanto tiempo sometió a su patria y sus ciudadanos a un trato indigno.
No pretendo darles lecciones, sino simplemente animarle a promover en su compañía el respeto hacia los millones de personas que se vieron privadas de la libertad propia de los seres humanos durante tanto tiempo, y no piense que los símbolos del comunismo deben ser mantenidos porque también bajo esa bandera se derrotó al nazismo. Las personas que lo combatieron lucharon por su patria, no por el comunismo, y aunque fueran forzados a llevar los emblemas comunistas, esa victoria es mérito de las personas, y no del sistema comunista que como aliado de Hitler provocó el estallido de una guerra que luego se volvió en su contra. Sobre todo, el supuesto mérito de unos hombres no puede borrar los crímenes cometidos, antes y después, por otros, por esos jerarcas del comunismo. Estoy seguro de que quienes lucharon honradamente no pueden sentirse molestos por que se deje de asociar su heroísmo con los símbolos de unos criminales que no merecen honra. Le agradezco cuanto pueda hacer para que quienes quieren respetar la memoria de las víctimas del totalitarismo no sigan sintiéndose ofendidos al ver esos símbolos en el emblema de su aerolínea. Con todo respeto me despido de usted:
Santiago Mata
Сегодня я вернулся из поездки в Россию и так же, как и год назад, я все еще не могу привыкнуть к тому, что российские авиакомпании имеют в качестве эмблемы серп и молот – символы коммунизма. Я задаюсь вопросом, намерены ли они таким образом отрицать тяжесть преступлений против человечества, совершенных режимом, который так долго подвергал свою родину и своих граждан недостойному обращению.
Я не собираюсь учить вас, я лишь хочу вдохновить Вас содействовать в вашей компании уважению к миллионам людей, которые столько времени были лишены свободы, на которую каждый человек имеет неотъемлемое право.
Не надо думать, что символы коммунизма должны сохраняться, потому что под этими флагами был разгромлен нацизм. Люди, которые сражались с ним, боролись за свою родину, а не за коммунизм. И хотя они были вынуждены носить коммунистические символы, эта победа – заслуга людей, а не коммунистического строя, который, как союзник Гитлера, спровоцировал начало войны, которая затем повернулась против последнего. Прежде всего, предполагаемая заслуга одних людей не может стереть преступлений, совершенных до и после другими – коммунистическими сановниками. Я уверен, что те, кто честно сражались, не будут задеты, если их героизм перестанут связывать с символами преступников, которые не заслуживают почестей.
Благодарю Вас за то, что Вы можете сделать, для того чтобы те, кто хотят почитать память жертв тоталитаризма, больше не чувствовали себя оскорбленными, видя эти символы на эмблеме вашей авиакомпании.
Además de las entradas de este blog, sobre el tema del «desafío» separatista en Cataluña aconsejo leer el bloq que abrí en 2017 titulado La colonización catalanista de España.
Aunque no es la cuenta oficial de la Guardia Civil, el citado Foro utiliza el emblema del Cuerpo en su cuenta de Twitter, que tiene 135.000 seguidores.
El tuit remite a una propaganda redactada por Francisco Javier Prieto Ramiro (alias Elentir), el principal vocero del Yunque en internet. De las 18 entidades citadas en esta propaganda, 14 (más de tres cuartas partes) apoyan expresamente o están infiltradas por el Yunque.