La Cruz es el camino de Cristo Rey y de sus discípulos, así que celebrar la Resurrección es también ocasión para recordar que no debemos soñar con librarnos (por completo) en esta tierra del aguijón del pecado, tampoco del de la hipocresía y la soberbia que anida en el corazón, y cuya presencia sempiterna puede simbolizar el Yunque. Hagámosolo de la mano de los discípulos de Emaús, con este texto en en el que María Valtorta resume lo que supuestamente Jesús habría hablado con Cleofás y su compañero.
Comiencese a ver el vídeo en el minuto 2.30, cuando uno de los dos discípulos, Cleofás, dice al otro, Simón, que Jesús, si bien no cometió pecado, sí cometió el error de no irradiar poder. Representa ese injusto, utópico o ilusiorio afán de justicia de quienes piensan que Dios debería hacer justicia en todo momento, y como no, defender sus derechos… Los derechos de Cristo, de la Iglesia, porque Cristo es Rey. Así lo ve el Yunque, así podemos ver cualquiera de nosotros lo que disfrazamos como derechos de Dios pero son nuestras conveniencias, para evitar el sacrificio de querer a los demás como a nosotros mismos, es más, como Dios les ha amado…
Traigo a colación también este vídeo para tantos que desean saber en qué habría consistido ese explicarles las escrituras que hizo Cristo con los discípulos de Emaús. Fue, si el testimonio de Valtorta es creíble, algo más sencillo que un ejercicio de erudición y conocimiento de las escrituras y profecías… Mucho más sencillo, como son sencillos los argumentos para rebatir al Yunque. Cristo no se dedicó a citar pasajes de la escritura con profusión, sino con profundidad. Porque no estaba ante ignorantes, sino ante -con perdón- fanáticos; ante personas que malinterpretaban las escrituras, que esperaban un Dios, un Cristo Rey, que no toleraría que se pecara contra él, no de esa manera. Un Dios celoso de su dignidad, pero celoso al modo humano. Y ese no es su Reino. Así que a lo que se dedicó, como puede verse en el vídeo, es a aclarar que -por lo demás está bien resumido en el Evangelio- todo eso tenía que pasar.
Si Cristo no convence, me refiero ahora al caso de que una persona orgullosa, celosa del Cristo Rey al que dicen servir los yunqueros, si el Cristo humilde no convence, para qué serviría dar aquí más argumentos. Pues, para lo mismo para lo que deben servir, según decía san Pablo, los sufrimientos de los cristianos, para cumplir lo que falta de la Pasión de Cristo, y lo que falta es que Cristo llegue a acercarse hasta el extremo de la unión con esa imagen y semejanza de Dios que es cada alma. Así que hay que insistir, sin desánimo, sin despreciar ni dar por perdida a ninguna… Y también asumiendo que el Reino de Cristo no se va a realizar en esta tierra, así que a la lista de utopías ilusorias -de las buenas, que las malas ya se desenmascaran solas- hay que añadir la de pensar que habrá una Iglesia sin Yunque, que una palabra de la Conferencia Episcopal bastará para sanarnos…
Y si el lector ha llegado hasta aquí, ya estará preparado para el jarro de agua fría, y es que de una fuente episcopal -que no es ninguno de los tres obispos españoles que han hablado claro sobre el Yunque- he sabido que los obispos han acordado no hablar del Yunque, porque, supuestamente, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. No me pregunten ni cuántos obispos ni hasta cuándo se han comprometido supuestamente. Y no me pidan opinión sobre tal compromiso, mejor dicho, si quieren saberla, relean el párrafo anterior y piensen si es compatible con lo del «mayor desprecio»…
(Añadido: Tras preguntar sobre el asunto a otro obispo que conoce bien al anterior, me da a entender que tal compromiso no existe… lo mejor será suponer que este señor obispo se lo ha imaginado o ha exagerado de algún modo algún comentario que haya hecho si es caso con algún otro reverendo prelado.)
Así que hoy celebramos que la Vida puede más que la muerte, y a pesar de ciertos compromisos (reales o imaginarios), que la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica.
Como siempre, quien quiera saber más sobre el Yunque, aquí tiene el libro.