Tras pasar una semana en Moscú y volver a volar con Aeroflot, soportando los símbolos del comunismo, les he dirigido esta carta (ver en ruso):
Madrid, 22.8.2018
Estimada Señora Denisenko:
He regresado hoy de un viaje a Rusia y, como me pasó hace un año, sigo sin acostumbrarme a ver que las líneas aéreas de Rusia llevan como emblema la hoz y el martillo que simbolizan el comunismo. Me pregunto si de esta forma pretenden negar la gravedad de los crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen que durante tanto tiempo sometió a su patria y sus ciudadanos a un trato indigno.
No pretendo darles lecciones, sino simplemente animarle a promover en su compañía el respeto hacia los millones de personas que se vieron privadas de la libertad propia de los seres humanos durante tanto tiempo, y no piense que los símbolos del comunismo deben ser mantenidos porque también bajo esa bandera se derrotó al nazismo. Las personas que lo combatieron lucharon por su patria, no por el comunismo, y aunque fueran forzados a llevar los emblemas comunistas, esa victoria es mérito de las personas, y no del sistema comunista que como aliado de Hitler provocó el estallido de una guerra que luego se volvió en su contra. Sobre todo, el supuesto mérito de unos hombres no puede borrar los crímenes cometidos, antes y después, por otros, por esos jerarcas del comunismo. Estoy seguro de que quienes lucharon honradamente no pueden sentirse molestos por que se deje de asociar su heroísmo con los símbolos de unos criminales que no merecen honra. Le agradezco cuanto pueda hacer para que quienes quieren respetar la memoria de las víctimas del totalitarismo no sigan sintiéndose ofendidos al ver esos símbolos en el emblema de su aerolínea. Con todo respeto me despido de usted:
Santiago Mata