Obispos y Comité Sinodal alemán.

Los obispos alemanes se dan siete meses para abdicar en el Comité Sinodal Los días 10 y 11 de noviembre se constituirá el Comité Sinodal al que los obispos alemanes han prometido ceder su poder


Los obispos alemanes se dan siete meses de plazo antes de entregar su poder, según lo previsto en la cuarta asamblea del sínodo de aquel país, a un Comité Sinodal en el que ellos serán minoría. Esta noticia la publicó el 4 de abril la conferencia Episcopal alemana, concretando que el susodicho comité se constituirá los días 10 y 11 de noviembre de este año 2023, es decir, una vez terminada la reunión del sínodo de los obispos de la Iglesia católica en Roma, cuyo tema es la sinodalidad.


La constitución de un Comité Sinodal (Synodaler Ausschuss) es un paso intermedio hacia la formación, prevista para antes de marzo de 2026, de un Consejo Sinodal (Synodaler Rat) a quien corresponderá gobernar, para siempre jamás, a la Iglesia en Alemania, según lo decidido en septiembre de 2022 por la cuarta asamblea del Camino Sinodal alemán.

El anuncio de la constitución para noviembre del Comité Sinodal, supone por una parte la prolongación de una rebeldía, ya que la Iglesia católica siempre ha afirmado que quienes la gobiernan son el Papa y los obispos, y que cualquier tipo de comité o consejo, tanto parroquial, como diocesano o nacional, solo puede tener un carácter consultivo.

Para el caso de Alemania, la ilegalidad que supondría la toma del poder por el Consejo Sinodal previsto para marzo de 2026, fue denunciada expresamente en una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fechada el 16 de enero de 2023, que no solo iba firmada por el prefecto o jefe del ministerio vaticano responsable de velar por el respeto a la fe católica, cardenal Luis Francisco Ladaria, sino por el secretario de Estado del Vaticano, y como tal número dos del Papa, cardenal Pietro Parolin, y también por el entonces prefecto del dicasterio para los obispos, cardenal Marc Ouellet.

Al fijar una fecha para la constitución del comité sinodal, los obispos alemanes hacen oídos sordos a la carta de los tres cardenales, pero al darse medio año antes de formar el comité que a su vez debe designar antes de marzo de 2026 un consejo sinodal, esperan a un momento posterior a la celebración del sínodo de los obispos en Roma, cuyo tema es el significado de la sinodalidad. El sínodo de Roma, obviamente, desautorizará de nuevo la pretensión de que la Iglesia católica en Alemania establezca una estructura de poder nacional a la que los obispos han prometido someterse a pesar de ser en ella minoritarios.

El llamado Synodaler Ausschuss o comité sinodal, obedeciendo lo acordado en el camino sinodal, estará compuesto, según dio a conocer la Conferencia Episcopal alemana el 4 de abril, por 27 obispos residenciales, dejando por tanto fuera de él a los obispos auxiliares, que sí habían tomado parte en el Camino Sinodal más 27 laicos tomados del Comité Central de Católicos alemanes (ZdK) y por otros 20 miembros del Camino Sinodal. De esta forma, el Camino Sinodal rompe cualquier puente con las voces críticas a sus decisiones y encarga la puesta en práctica de los cuatro aspectos tratados en el sínodo, solo a personas de absoluta confianza, es decir, que nunca hayan manifestado dudas acerca de su disposición a obedecer lo allí acordado, dijeran lo que dijeran el Papa y el Vaticano.

Mientras que la decisión de que laicos y sobre todo laicas puedan predicar en las Iglesia ya se ejecuta en algunos sitios, el retraso en la principal medida que pretende cambiar la Iglesia católica en Alemania supone que los obispos evitan precipitar la toma del poder por parte de los laicos, o la consiguiente abdicación del poder que eso supone por parte de los obispos. La pregunta es ¿qué se pretende con ello? Benévolamente, podría pensarse que prefieren simplemente pasar al Papa la patata caliente de condenar una vez más las decisiones del Sínodo alemán. Pero eso no significa que entremedias ellos vayan a apoyar la autoridad del Papa y pretender recuperar la autoridad a la que han renunciado en los acuerdos del sínodo.

Es posible que alguno confíe en que, en el transcurso de estos seis meses o durante el propio sínodo de Roma, los obispos alemanes sean no solo desautorizados, sino depuestos, de manera que aparezca, como por arte de magia, una nueva jerarquía católica dispuesta a defender el status quo de la Iglesia al margen de lo decidido en el Sínodo alemán. Esto, o su equivalente, que sería un cambio de opinión o auténtica conversión personal de los miembros del Comité Sinodal que se constituirá en noviembre, es más bien historia ficción y hay que descartarlo.

Por lo tanto, si no cabe esperar que haya en los integrantes del futuro Comité Sinodal alemán, obispos incluidos, un cambio de opinión o una disposición a obedecer lo que indique el sínodo de la Iglesia universal, ¿qué otro motivo puede haber llevado a los obispos alemanes a retrasar la constitución del Comité Sinodal? Una de las posibilidades, que apunta por ejemplo Mathias von Gersdorff (en su canal de Youtube) es que los sinodalistas alemanes, conscientes de su escaso poder fuera de Alemania, quieran ganar apoyos entre los integrantes de los sínodos de otros países. De esta forma, según von Gersdorff, el retraso no sería una pérdida de tiempo, sino un intento de presionar precisamente en el sínodo de obispos que se celebrará en Roma, tratando de que su visión seudodemócratica de la Iglesia no aparezca como una particularidad o rareza alemana.

Visto desde el único lado positivo, esto demostraría que los sinodalistas alemanes no tienen intención de abandonar la Iglesia católica. Tenemos casi medio año para saber si aún será posible evitarlo; por mi parte, como he hecho saber en otros vídeos, no veo que esta ruptura pueda evitarse con simples medidas disciplinarias, sino que haría falta algo mucho más profundo y con capacidad de discutir y fijar la doctrina cristiana sobre los temas discutidos en Alemania: en definitiva, un nuevo concilio. Así que les agradeceré si me comentan lo que piensan al respecto. Gracias y un saludo de Santiago Mata.

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