Escribo para comentar el documento en el que el Vaticano afirma que “la doctrina del descubrimiento no forma parte de la enseñanza de la Iglesia católica”. En primer lugar, voy a explicar qué es ese documento y quién lo ha emitido, en segundo lugar trataré de resumir lo que dice sobre esa llamada “doctrina del descubrimiento” y en tercer lugar sacaré algunas conclusiones sobre su significado.
Pero antes, quisiera satisfacer a aquellos que tengan solo la curiosidad de conocer lo esencial, les diré desde ya que este documento no trata sobre el descubrimiento de América ni principalmente sobre lo que hicieron allí los españoles desde fines del siglo XV, sino que es un rechazo al supremacismo anglosajón. Y ello porque el supremacismo en general, y la versión conocida como “doctrina del descubrimiento”, inventada por los anglosajones en el siglo XIX, pretendían justificar la eliminación o por lo menos exclusión de la cultura de los pueblos indígenas, pero quedándose con sus tierras. Se trata, en definitiva, de un colonialismo radicalmente distinto de la política que llevaron a cabo los artífices del descubrimiento de América, es decir, los españoles, que trataron de formar una sociedad en la que pudieran convivir pueblos con lenguas y costumbres distintas. Sigue leyendo ¿Hay que pedir perdón por el descubrimiento de América?Comentario a la nota publicada el 30 de marzo de 2023 por dos dicasterios vaticanos rechazando la «doctrina del descubrimiento»
La actual discusión en España sobre la llamada maternidad subrogada nos muestra básicamente, según me parece, la tardía y defectuosa capacidad de decidir de los españoles. Pero no voy a reflexionar sobre nuestros defectos nacionales, pues entonces caería en otro, que es el de irme por las ramas. ¿Qué es lo que está en juego cuando hablamos de “maternidad subrogada” o de “vientres de alquiler”?
Recibo hoy la noticia del fallecimiento, anoche, de Ricardo Estarriol, primer y más longevo corresponsal español en Centroeuropa, a quien tuve el gusto de tratar cuando viví en Eslovaquia y Austria (1996-2004), manteniendo esa amistad hasta ahora.
No me corresponde a mí describir el trabajo periodístico de Ricardo, desde que llegó a Austria en 1958 hasta este mismo año, en que redactaba su libro De la guerra fría a la nueva Europa. Memorias de un testigo, que en algunas referencias aparece ya como publicado y que espero que, en efecto, lo sea. Baste con decir que si no fue estrictamente el primer periodista español en Centroeuropa -pues ese título quizá lo pueda reclamar hasta Donoso Cortés, y además, vaya usted a saber lo que cada quién entiende por Centroeuropa-, sin duda ha sido el más longevo, pues ni con su jubilación a fines de siglo dejó de escribir y corresponder.
Desde que Ricardo Estarriol dejó de ser para mí el nombre de un corresponsal notorio por su labor en la Polonia de Solidaridad, en la caída del Telón de Acero y las guerras posteriores (principalmente las balcánicas), pero en realidad ya desde la Primavera de Praga, y lo vi en persona, me trató con discreta cordialidad, poco llamativa, por su naturalidad: trataba a todos como hubiera deseado que a él le trataran, regla de oro que, como es sabido, es fácil de decir y difícil de hacer.
Cristiano cabal y catalán universal
Aunque por su escasez los dos adjetivos que acabo de utilizar no sirven para un titular hoy día (resultaría ininteligible), a Ricardo le cuadran: estoy seguro de que el origen de su cordialidad era el deseo de ser buen cristiano, e igualmente puede ser puesto entre los (seguramente muchísimos) catalanes que destacan por un sentido algo más que común (seny), que le permitía empatizar con cualquiera, poniéndose en su lugar, superando por lo menos en lo que de él dependía, cualquier barrera.
Ricardo es una de las pocas (pero gracias a Dios no la única) personas de las que puedo decir que nunca les oí hablar mal de nadie, pero no lo lograba a base de callar, porque siempre tenía algo interesante de lo que hablar.
En lo personal, estoy seguro de que Ricardo veía algo en los demás (incluso en mí) que le hacía apreciarlos tanto o más que ellos (y en mi caso diría, seguro que más de lo debido). No es que se hiciera el ignorante, pero no apreciaba sus conocimientos y opiniones más que los de los demás, lo cual como dije antes no se nota, pero es extremadamente raro en personas que dedican su vida a buscar la verdad, y que por tanto suelen creen que la han encontrado y concluir que saben más que los demás.
A pesar de llevar en Centroeuropa 40 años más que yo, constato que Ricardo siempre me preguntaba desde ese punto de vista de quien busca la verdad y cree que otro debe conocerla mejor que uno mismo, en muchas cosas referentes a Eslovaquia, Croacia, países eslavos en general, y hasta Austria. Alucinante, pero cierto.
La mejor lección al respecto me la ha dado ya mucho después de que dejáramos de vernos cuando me consultó sobre el interés que podrían tener sus memorias, que naturalmente le animé a escribir. Le ayudé en lo que pude a enfocar los aspectos que me consultó, y hasta a corregir expresiones, dado que su larga ausencia de la patria hispana las hacía necesarias… Y siempre encontré ese interés de quien cuenta con los demás para que le ayuden igual que él está dispuesto a ayudar.
Interesado en la labor de los demás
Lo anterior parecería simplemente inteligente para sacar de otros lo que pueden darle a uno. Pero Ricardo ante todo daba, y también con naturalidad. A veces me llamaba por teléfono para responderme a una consulta que le había hecho por whatsap y que por tanto era casi meramente retórica (no esperaba contestación) o para interesarse por algo que yo estaba escribiendo o investigando. Por ejemplo, mi último libro sobre la Virgen de Guadalupe. Pero no se limitaba a interesarse, sino que daba ideas. Ejemplo: me propuso escribir, ya que lo había hecho sobre las supuestas apariciones de Garabandal, sobre las de Medjugorje. Y, cuando le aclaré que sería muy probablemente para llegar a la conclusión de que eran un fenómeno manipulado en buena medida, me dio a entender -pero con esa discreción de siempre, donde la propia opinión no importa- que es lo mismo que él pensaba. La realidad es -pienso- que él estaba interesado, precisamente por llevar décadas viendo y oyendo testimonios sobre ese asunto, por llegar a la verdad, y confiaba en la capacidad de las personas para encontrarla.
Ya que he mencionado este asunto, lo completaré diciendo que, una vez terminado el libro de Guadalupe, cuando de nuevo me dijo algo sobre Medjugorje, opiné que en este caso era mejor confiar en que las cosas se vayan aclarando de por sí que dar la impresión de que uno quiere ir contra algo o alguien, y que prefería dedicar mi tiempo a investigar cosas más positivas, y me dijo que él había llegado a la misma conclusión.
Curiosamente, hoy, cuando recibo la noticia de su muerte, se celebra un rosario rezado, dentro del «maratón» propuesto por el papa Francisco para el mes de mayo, precisamente en Medjugorje, y me ha ayudado a reflexionar sobre hasta qué punto estaría Ricardo de acuerdo en que el mal se supera con el bien, y que si hay quien ha pretendido allí engañar y ha manipulado a la gente y desobedecido, a veces hay que confiar en que tratando bien y rezando por y con la gente, los malentendidos se vayan aclarando… A fin de cuentas muchos templos cristianos en la antigüedad se erigieron sobre templos paganos, no para imponer una verdad frente a otra, sino para santificar con la presencia de Dios y la oración un lugar que el demonio quería destinar al engaño. Todo un programa para buscar la verdad. Pero yo se que Ricardo, no buscaba una verdad abstracta, sino a Jesucristo resucitado, y que ya se ha encontrado de forma definitiva con Él. Acuérdate ahora ante Él de los que aquí tomamos de alguna manera el testigo de tu fecunda labor. Una abraçada y hasta siempre,
Me ha sorprendido el comentario de Juan Manuel de Prada a la encíclica Fratelli Tutti, publicado el 11 de octubre de 2020 en ABC. A pesar de ser, como él, español, no voy a poner la valoración antes del razonamiento, y trataré de explicar mi sorpresa.
Sorpresa en primer lugar por tener hasta ahora a Juan Manuelpor un pensador católico. Y algunos de sus comentarios en este artículo me dan la sensación de que ha dejado de serlo, lo cual me apena.
Esto, quizá, no deja de ser una valoración, así que voy a poner algunos de estos elementos que me han causado esta sensación. El artículo puede encontrarse en la caché de Google, aquí no voy a copiarlo entero para no infringir derechos.
Mi perplejidad inicial encontró -después- cierto alivio al leer el subtítulo del artículo, que no percibí inicialmente: «Mientras la Iglesia no recupere aquella mirada de águila que sólo proporciona la filosofía perenne, su destino será la irrelevancia».
Tal como yo entiendo, a juicio de Juan Manuel, la Iglesia solo vale en función de la filosofía. Es decir, lo que viene de Dios vale si encaja en determinados criterios mentales. Claro, que si se trata de una filosofía perenne, será que es divina: pero esto sería una tautología. Así que me ronda, aunque no sé si es la respuesta final, la intuición de que Juan Manuel no es ya que quiera entender para creer, sino que solo creerá si entiende. Que no es lo mismo, aunque lo parezca.
Entrando ya en argumentos, dice Juan Manuel estar sorprendido porque la encíclica ha sido acogida con «olímpica indiferencia». Me parece prematuro, y en todo caso sorprendente en alguien acostumbrado a nadar contracorriente. Pero, añado, aún más sorprendente si el comentario lo hiciera alguien que ha leído lo que Francisco escribe en contra del abuso del término «minorías». Los cristianos no nos conformamos con ser una minoría. No puedo evitar la sospecha de que Juan Manuel no ha leído la encíclica, o lo ha hecho tan rápido o con tal desafección, que se le han escapado cuestiones fundamentales.
Dice nuestro valioso autor a continuación que «las grandes encíclicas» tienen «esta mente arquitectónica y esta mirada de águila -que sólo proporciona la filosofía perenne- [y que] se hallan ausentes de la mayoría de encíclicas papales de las últimas décadas«.
Y ahí, como dije, me parece ver la clave: los papas han debido perder la inspiración divina, desde luego la de la filosofía perenne… Y no este papa y por un rato o por una encíclica, sino desde hace décadas y en plural, pues según de Prada, los derechos humanos y la libertad religiosa en que según él basa Francisco la fraternidad universal son «flores pútridas del jardín liberal (las mismas que han regado sus inmediatos predecesores)». Si es más de un predecesor, es que ni Benedicto XVI ni Juan Pablo II gozaron de ese aleteo de la filosofía perenne… Y quién sabe si no habremos de retroceder hasta Pío XII. Ahí Juan Manuel sabrá dónde se perdió el hilo.
Voy a saltar sobre el resto de argumentos, puesto que el propio Juan Manuel lo hace, cuando concluye al final, un tanto repetitivo, que «mientras la Iglesia no recupere aquella mente arquitectónica y aquella mirada de águila que sólo proporciona la filosofía perenne, su destino no será otro que la irrelevancia«.
Me gustaría que fuera una sensación falsa la de que las críticas que hace Juan Manuel a la encíclica no se basan en el texto de la misma. El pescado ya está vendido al principio, ya que antes y después de contarnos algo sobre ella ha juzgado que los últimos (al menos tres) Papas no gozan de inspiración, que no vale la pena lo que escriben, que es irrelevante. Pero, insisto, ¿desde cuándo un pensador católico mide la relevancia en función del fervor de la opinión pública?
Me gustaría terminar con un consejo, al lector que haya sobrevivido a lo farragoso de mis anteriores consideraciones, y ojalá que también a Juan Manuel. Iba a decir que leyeran la encíclica, y desde luego que lo digo, pues yo también tenía el prejuicio de suponer que fuera irrelevante, pero después de leerla me parece muy interesante. Pero diría aún más: crede ut intelligas. Reza, pues quizá esa pueda ser la clave para comprender. Quizá también para comprender que en tal o cual momento incluso un Papa puede estar poco inspirado. Pero sobre todo para con-fiar en que Dios no va a dejar a la Iglesia, y menos durante tres o más papados, al pairo. ¡Ánimo, que no hay mal que cien años dure!
La primera oleada de la pandemia de covid-19 en España puede darse por concluida con un saldo de 44.000 muertos y casi tres millones de contagios, lo que supone una tasa de letalidad que probablemente oscile entre 1,4 y 1,8 muertos por cada cien contagios. Clique aquí para consultar la documentación y fuentes (también en formato excel, por si alguien quiere continuar la tarea de actualizar datos, que yo dejé en 1 de junio de 2020).
Concluyo así tres meses de trabajo con los que he querido contribuir a mitigar los efectos de esta pandemia en la forma en que podía: informando. Mi punto de partida era, hasta cierto punto, privilegiado, ya que en 2017 publiqué un pequeño libro en el que comunicaba mi descubrimiento de que la pandemia de 1918 en realidad empezó en 1917. Estaba así algo más sensibilizado acerca de las pandemias… y de las mentiras que las rodean. Aunque, francamente, no sospechaba que en España se pudiera mentir tanto y tan impunemente.
El resumen de mi trabajo en estos meses puede seguirse con la serie de vídeos que titulé Holocausto geriátrico, que fue combinada con algunos artículos en este mismo blog y la edición de una biblioteca colaborativa (Tiki).
Balance de la primera oleada de la pandemia en España
El coronavirus surgió en Wuhan a partir del 30 de octubre de 2019 y y ya se contagiaba localmente en España el 14 de febrero de 2020, extendiéndose una de las cepas españolas a seis países: el confinamiento comenzó, por tanto, con un mes de retraso.
Cómo se pudo evitar la propagación del coronavirus tomando ejemplo de la pandemia de 1918: vídeo que publiqué el 25 de febrero, sin saber que ya entonces era demasiado tarde por mucho que se decretara el aislamiento.
El error garrafal de Lorenzo Milá: vídeo del 27 de febrero donde critico al corresponsal de TVE por decir erróneamente que la letalidad del coronavirus es inferior a la de la gripe. Tras este error está el negacionismo de quienes creen que el virus no puede hacer daño si no se ve: son los que han seguido hablando de muertos «con coronavirus» y no por coronavirus.
14 de marzo: datos y las tres patas de la estrategia alemana: localizar los casos, distanciamiento social, proteger a los vulnerables. España entretanto ya pasa la barrera del 3% de letalidad, que indica una epidemia totalmente descontrolada.
Santiago Mata (centroeuropa). Madrid, 20 de marzo de 2020.
España podría tener a fecha de hoy, viernes 20 de marzo de 2020, 90.000 infectados por coronavirus, en vez de los 20.000 que declara, por cuenta del Gobierno, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias. Es una conclusión que puede deducirse precisamente de los datos que presenta Simón, y de las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás datos de la pandemia.
Por lo que respecta a la OMS, el 24 de febrero de 2020, según resumía El Independiente, los expertos de una de sus misiones a Wuhan, concluían que, fuera de China, la mortalidad de la entonces epidemia (desde el 11 de marzo pandemia) de coronavirus sería del 0,7% (es decir que morirían 7 de cada 1.000 infectados, o enfermos para entendernos).
Sorprendido por semejante uso de las cifras de mortalidad y de la importancia que puedan tener en una pandemia (algo que conozco por mi trabajo sobre la pandemia de 1918), he comparado las cifras de mortalidad por coronavirus en los 17 días que van desde el 4 al 20 de marzo en España, Corea y Alemania, obteniendo los siguientes resultado:
¿Por qué España no mantiene la mortalidad dentro de los niveles previstos por la OMS, mientras que Corea sí lo hace y Alemania logra unos niveles notablemente inferiores?
Si miramos a Alemania para tratar de resolver este enigma, observamos que allí la información, y hasta punto gestión de la pandemia, corresponde al Instituto Robert Koch, donde no aparece una estrategia específica, sino las recomendaciones de la OMS, según las cuales el control de la pandemia se basa en tres puntos (ver en las p. 4-6 de este documento):
Localización de los enfermos y de sus familiares y allegados más cercanos, para tratar de curar a los primeros y aislar a los segundos (y observar su evolución).
Reducción al mínimo de las relaciones sociales: pero evitando males mayores; por ejemplo, es recomendable dejar que las personas paseen, siempre que sepan guardar la distancia de seguridad entre ellas.
Protección de los grupos más vulnerables, en este caso personas mayores y personal médico.
El folleto alemán presenta las dos parábolas que en España hemos visto dibujar a Fernando Simón: una muy empinada, que supuestamente implicará el bloqueo de los hospitales, y otra que dosifica en el tiempo la llegada de un número de enfermos que a fin de cuentas es igual, pero que así puede ser atendido.
Pero lo que presenta el folleto alemán y no parece haberse oído en España son esas otras dos patas de la mesa, o más exactamente la primera, porque de proteger a los vulnerables también se habla, aunque otra cosa es que se haya hecho algo… a tiempo.
Cuando los enfermos en España eran pocos, Fernando Simón hablaba mucho de que se investigaban los contactos que cada uno había mantenido, si bien parecía que solo era para saber quién los infectó desde fuera. Luego esa preocupación desapareció. Y por fin desapareció por completo el interés por saber quién estaba infectado.
De repente, lo único importante era que nadie se moviera y así no podría infectarse nadie. Para proteger a los grupos vulnerables, solo los muy graves debían ir al hospital. Y los ciudadanos, obedientes, así lo hicimos. Y hoy los hospitales están llenos -no voy a decir expresiones alarmistas, pero el de la ciudad donde trabajo, Leganés, anunció hoy que no admite más enfermos: llámenle como quieran a eso.
Y, volviendo a lo primero, tenemos una cifra de muertos respecto a los enfermos declarados que indica que, o tenemos un virus más letal, o no sabemos manejarlo como la OMS prevé para que muera el 0,7% de los enfermos. O, tercera opción, quizá sí muera una cifra no muy diferente a esa, pero entonces tenemos muchos más enfermos de los que declaramos.
La pregunta es: si ya no se busca a los enfermos, y se dice que nadie se mueva de casa, que ya se les atenderá… ¿Cómo se puede esperar adivinar el número de enfermos? Aparte de que no se sopesa el efecto secundario de que, al disuadir a los enfermos de que salgan de su casa para pedir auxilio, sólo saldrán cuando estén a punto de morir y entonces ya no se les podrá ayudar… Lo que, ciertamente, nos alejaría de la tasa de mortalidad supuesta por la OMS.
Para no preguntar por un misterio, veamos qué han hecho Corea y Alemania para conocer el número de enfermos, como paso para atenderlos, controlar sus contactos y evitar la propagación del virus: hacer test y más test. Test gratis en Alemania desde febrero, para 72 millones de asegurados de las Cajas de Médicos (Kassenärztliche Vereinigung, KBV), con tal de que tuvieran algún síntoma de enfermedad pulmonar. A fecha 20 de marzo ya no hace falta tener síntomas, sino que un médico autorice la prueba, o bien tener seguro, y si no se tiene cuesta entre 60 y 200 euros, y en las calles hay colas para hacérsela. A los mayores de 50 años, considerados grupo de riesgo, los buscan las autoridades de casa en casa para hacerles la prueba.
En suma, aunque los alemanes se autoflagelan porque les parecen pocos los 160.000 test que allí se hacen cada semana, Tobias Buck afirma el 20 de marzo en Financial Times que el gran volumen de test es la razón de la anomalía alemana: gran número de casos, baja tasa de mortalidad.
En España, según el Ministro de Sanidad en su comparecencia el día 15, se habían hecho 30.000 test hasta ese momento. Sin contestar la pregunta sobre si la alta tasa de mortalidad presupone que no se han localizado todos los enfermos. Fernando Simón dijo a renglón seguido que en dos o tres días se harían todos los test necesarios. Tres días más tarde, el primer ministro británico dijo que allí pasarían de hacer 10.000 a 25.000 test diarios. En España no se han dado cifras…
Con 1.002 muertos, a fecha 20 de marzo de 2020, si la tasa se acercara a los 0,7 muertos por cien infectados, debería ser que en España hay… 143.143 infectados. ¿Algún día sabremos cuántos hay?
A falta de datos y para suplirlos con una hipótesis, esta puede ser que supiéramos a qué tasa de muertos en porcentaje de los enfermos/infectados se corresponde el caso de España: si a la de nuestra relativamente cercana pero sin duda más espabilada Alemania, si a los países indeterminados en que, según la OMS, debería regir la tasa del 0,7% de muertos, o a la de la más lejana pero sin duda desarrollada y celosa Corea. Quizá estemos incluso mucho peor que ese país, pero vamos a suponer que pudiera ser que tuviéramos su tasa. ¿Cuál sería entonces la cifra de infectados/enfermos?
Con la más benéfica de las tasas a efectos de obtener un número de afectados menor, pero la peor por suponer mayor mortalidad, es decir, con la coreana, se deduciría que en España hay más de 90.000 infectados con el coronavirus.
Los alemanes han sabido prever
En estas cosas, como en casi todas, no hay milagro alemán. Lo que hay son alemanes previsores. Los virus no se vencen saliendo a aplaudir. Pero, ya que no podemos improvisar lo que otros han preparado durante años, reconozcamos al menos la realidad: es imprescindible localizar a todos los afectados, y controlar a sus allegados, para que no sigan expandiendo el contagio: y para que no esperen a estar a punto de morir para ir al hospital.
Hay que dejarse de demagogias. No digo que haya que depurar responsabilidades, pero evitemos que los efectos de la irresponsabilidad se sigan expandiendo a la velocidad del virus.
Como parte de un comunicado de prensa fechado el 13 de enero de 2020, la línea aérea nacional de Rusia, Aeroflot, anunció que antes de 2023 habrá eliminado como emblema la hoz y el martillo. Sin salir del anonimato, los representantes de la empresa afirmaban que no se trataba de un «cambio llamativo», sino solo de hacer desaparecer «elementos de diseño arcaicos».
En los últimos tres años (2017, 2018 y 2019), el autor de este blog había enviado sendas cartas a la dirección de la compañía pidiendo que, por respeto a las víctimas del totalitarismo comunista, se dejara de imponer el uso de la hoz y el martillo. Hasta ahora, la respuesta siempre fue que los símbolos del comunismo eran útiles para identificar a Aeroflot. Ahora, tras la intervención de personas de nacionalidad rusa que comparten el respeto hacia las víctimas del totalitarismo, la empresa ha decidido rectificar, motivo por el cual desde aquí les felicito y agradezco ese paso hacia la reparación de una injusticia.
Ya en 2017 la Fraternidad de la Transfiguración se hizo eco de mi petición dirigida a Aeroflot al hablar de la charla que con ellos mantuve respecto a la necesidad de fomentar la reconciliación sin renunciar al reconocimiento de la verdad y del mérito de las víctimas que prefirieron sufrir el mal antes que hacerlo. Como bien resumían, en esa ocasión me referí al fracaso que en España (y seguramente otros países) ha supuesto pretender la reconciliación mediante el olvido, dando como resultado que «en un esfuerzo por perdonar el mal, se olvide el bien».
Como siempre tras viajar con ellos, escribo a Aeroflot una carta protestando por el uso de la hoz y el martillo; como siempre, responden que les enorgullece el recuerdo de la tiranía (versión rusa en «seguir leyendo»).
Al señor Vitaly Saveliev, Director general de Aeroflot.
Madrid, 26 de agosto de 2019.
Como cada año tras regresar de Rusia utilizando su aerolínea, me siento obligado a agradecer la calidad de sus servicios y a preguntar a sus responsables por qué siguen utilizando como emblema el símbolo del comunismo. Ya me dieron como respuesta que es el símbolo más conocido de su país, y más o menos esa misma respuesta me dio uno de sus empleados en la puerta del embarque cuando le pregunté, señalando la hoz y el martillo enormes que llenaban la manga de su uniforme, si era comunista. Contestó que no, y como explicación de por qué la llevaba respondió: es la historia. Como historiador, no puedo aceptar que se compare a la historia como una fuerza de inercia irresistible. Los hombres somos libres y, por mucho que podamos estar condicionados, e incluso tengamos que reparar los crímenes del pasado, no podemos asumirlos como culpa propia y menos imponerlos a otros, o tratar de camuflarlos como si nada hubiera habido de malo en una ideología que mató a millones de personas de su propio país. Eso no es un accidente de la historia. Comprendo que por la ignorancia de muchos, aún se pretendan resaltar los aspectos supuestamente positivos del comunismo, y que por tanto no sea prudente erradicar todos sus símbolos. Comprendo que se pretenda que puedan quedar, como si fueran los emblemas de la antigua Roma en Italia, en los monumentos, pero no en el emblema de una empresa que quiere apuntar hacia el futuro y el progreso. Si lo más conocido de un país fueron las actividades de un grupo criminal, habrá que emplear la imaginación y el esfuerzo de todos para lograr ser reconocidos por aspectos positivos. Si usted reconoce que eso es cierto, me gustaría al menos saberlo, y si no puede cambiar la situación, le agradecería si al menos lo reconoce, porque reconocerse incapaz es al menos un buen paso para que quienes lo sepan acudan en su auxilio y lo que para uno solo es una tarea imposible, quizá no lo sea cuando muchos sean conscientes de que entre todos se pueden sacudir las cadenas a las que algunos llaman historia. Con afecto, se despide:
Santiago Mata
Respuesta, 27 de agosto de 2019.
Estimado Santiago:
Como le informamos anteriormente, la hoz y el martillo alados han sido un símbolo integral de la aerolínea desde su inicio. La experiencia ha demostrado que este símbolo es el más reconocible, y Aeroflot no planea reemplazarlo.
Gracias de nuevo por sus comentarios. ¡Siempre nos complace darle la bienvenida a bordo de nuestro avión!
Se ha publicado en castelllano Viaje de fin de curso, de la escritora croata Branka Primorac, editado por Katelani (2018, 115 páginas, 15 euros, con ilustraciones) cuya versión original (Maturalac) data de 1993 y es en su país, Croacia, de lectura recomendada en 7º de educación primaria. De este libro dice su autora que «los jóvenes españoles podrán reconocerse en él», ya que trata de aventuras y personajes que son comunes a todas las culturas.
El arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez, publicó el 14 de marzo de 2019 en su blog personal una entrada titulada Trágica confusión en el pueblo cristiano, en la que explica las razones por las que un cristiano no debería votar a VOX, aunque sin mencionar expresamente a este partido.
El texto ha sido resumido por Religión Digital correctamente pero sin explicar el trasfondo referido a VOX, interpretado por Gabriel Ariza (Infovaticana) como si el prelado utilizara su cargo para «confundir al votante católico», y atacado por el bloguero Cigoña -que lo confunde con una carta pastoral- como un intento de «vender PP».
Como se ve, los críticos intentan que parezca que el arzobispo de Granada no habla claro, cuando, a cualquiera que lea la entrada del blog, le resultará patente que es el primer texto en el que un obispo español habla clarísimo sobre política (con la lógica salvedad de no nombrar a VOX) en décadas.
Que sea un obispo, para mí, implica que merece al menos cierta atención. Que hable de política, y con claridad, más, pero, añado, es que para colmo es coherente con la fe cristiana y diría que bastante lúcido: así que en vez de seguir el hispánico impulso de juzgar y olvidar, presento, a continuación de la foto, mi resumen del texto. Solo les pido que crean que merece la pena, y les vuelvo a poner el link con el consejo de leerlo y releerlo. Y después del resumen aportaré una opinión sobre Vox.
Algunas personas terminan su vida sin descubrir que tenían una misión y otras, como el pequeño Julen, la descubren cuando su vida, para muchas personas, había terminado.
Al llegar al Cielo, permitieron al pequeño Julen contemplar todos los esfuerzos que se hicieron para rescatarle y la gran solidaridad mostrada hacia su persona y su familia por la sociedad.
El pequeño Julen no salía de su asombro, cuando le preguntaron:
Vitaly Saveliev. Aeroflot – Director General (saveliev-info@aeroflot.ru)
Amsterdam 22.8.2017
Estimado Sr. Saveliev:
Acabo de bajar de un avión de Aeroflot que me trajo de Moscú (SU2694Q con salida a las 14.45, como puede ver por la foto adjunta de mi billete) y me apresuro a felicitarle por la calidad del vuelo pero al mismo tiempo pedirle que tome en consideración la necesidad de cambiar de icono para representar a su compañía. No entiendo que con el símbolo de la hoz y el martillo su compañía prolongue la presencia en las mentes y en las vidas, en los uniformes de sus empleados y hasta en los pastelitos de la comida, de una dictadura que sometió a su país a un sufrimiento terrible. No es excusa que bajo el símbolo de la hoz y el martillo se hicieran también gestas como vencer a los nazis, porque Rusia venció a los nazis no gracias al comunismo, sino a pesar de estar gobernados por comunistas. Sea usted coherente, porque no creo que usted quiera volver a sufrir el gobierno del comunismo. Y aunque quisiera, no tiene usted derecho a imponerlo. Y si piensa que no hace más que seguir la inercia como tantos que conservan esos símbolos, piense si quiere seguir entre el grupo de los que no van a aportar nada a la historia o quiere que se respeten los derechos de los empleados por los que debe usted velar. Porque imagino que muchos de sus empleados han sufrido en su carne o en sus familias el comunismo y usted no les permite librarse de esa marca que es como si fuera el número de preso de un campo de concentración grabado en el brazo: usted hace que sus empleadas lleven la hoz y el martillo en las gorras sobre sus mentes, en el pecho sobre sus corazones y en las mangas sobre sus manos, como si quisiera recordarles que fueron esclavos y que a usted no le interesa que sean libres. Espero estar equivocado pero, al menos, denos a los que usamos sus servicios la posibilidad de comer un pastel sin la hoz y el martillo porque el que he comido pienso que se me va a indigestar.
Dios nos juzgará a todos pero además está la historia de su pueblo, que podrá incluirlo a usted entre los que hicieron algo por respetar la dignidad de sus ciudadanos o borrar su nombre con desprecio si no hace nada.