La «resignificación» del Valle de los Caídos, ¿es un atentado contra la fe y la Iglesia católicas? El 26 de marzo se anunció el acuerdo entre Iglesia y Estado para la resignificación del Valle de los Caídos, que para algunos es un atentado


Según la noticia publicada por Iván Gil el 26 de marzo de 2025 en El Periódico, el ministro de Justicia, Félix Bolaños, se encargó «de las relaciones del Gobierno con la Santa Sede» durante meses para lograr un acuerdo para la «resignificación» del Valle de los Caídos: se trataría de un plan cuyo «desbloqueo se ha facilitado gracias a la salida del prior de los monjes benedictinos», Santiago Cantera.

Dejando, de momento, al margen los insultos que según esa fuente habría dedicado Bolaños al prior, la noticia afirma que, en aplicación de la Ley de Memoria Democrática, se pondrá en marcha un plan para «reconvertir Cuelgamuros en un lugar de memoria». Siempre según esa noticia, permanece como incógnita «qué hacer con el altar de la Basílica. Sensible por tratarse de un lugar de culto y las implicaciones derivadas con el Concordato». Todo parecería estar poco menos que resuelto habida cuenta de que el nuevo prior, Alfredo Maroto, habría mostrado un cambio «al abogar por convertir Cuelgamuros en un monumento de reconciliación«.

Entrada de la Basílica el 21 de septiembre de 2024. Foto Santiago Mata.
Entrada de la Basílica el 21 de septiembre de 2024. Foto Santiago Mata.

En cuanto a qué suponga la resignificación, la noticia añade que se encargan de ella nueve ministerios, coordinados por una comisión en la que participa Patrimonio Nacional, que deberá convertir el Valle «en un espacio que fomente los valores constitucionales y democráticos y en el que se promueva el conocimiento y la reflexión sobre nuestro pasado«. La «finalidad pedagógica» irá acompañada del reconocimiento del derecho de los familiares a sacar de allí los restos de sus difuntos, estableciendo por Real Decreto un régimen patrimonial para el funcionamiento «del Valle de Cuelgamuros» que implica extinguir la fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Se anuncia que otro decreto creará un Consejo de la Memoria Democrática como órgano consultivo de las «entidades memorialistas». Un tercer decreto recogerá un «catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática». Con motivo de los 50 años de la muerte de Franco, se ha querido acelerar la aplicación de la Ley de Memoria de 2022 al Valle de los Caídos y se dice que a otros 30 lugares. Se habla por último de «aumentar los recursos para la implantación de la ley».

¿Va contra la Iglesia?

Esta noticia no detalla cómo se ha logrado el acuerdo entre Iglesia y Estado. En la que publicó EFE el mismo día citando lo publicado por El Periódico, se añade que fuentes del Gobierno habrían confirmado a la agencia que esta remodelación (para la que utilizan la palabra resignificar, que no existe en el Diccionario de la RAE) se haría «sin expulsar a los monjes benedictinos que residen allí y gestionan actualmente la abadía, la hospedería y la escolanía».

Además, la Archidiócesis de Madrid habría «confirmado» mediante un comunicado que «lo único definitivamente acordado ha sido la permanencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la Basílica, así como el respeto a todos los elementos religiosos situados fuera de la  misma». Se añade que la pretensión de expulsar a los monjes la «daba prácticamente por hecho» el Gobierno, pero que «planteó como línea roja el arzobispo de Madrid, José Cobo, en su toma de posesión en 2023». La Archidiócesis termina afirmando que lo se haga dentro del templo respetará «los criterios litúrgicos y el fin para el que ha sido erigida la Basílica, garantizando un acceso independiente».

Hasta ahora, nada aparentemente llamativo. Pero no pasó ni un día sin que se organizara desde la asociación Hazte Oír una campaña que en su primer día logró 28.000 firmas bajo el lema: «Pide a los obispos que se opongan al pacto entre el Gobierno y el arzobispo de Madrid para «resignificar» el Valle de los Caídos». Así que, más que evaluar qué puede pasar y en qué consistirá la futura remodelación del Valle, vamos a ver cómo lo imagina esa asociación que difunde los postulados de la organización secreta El Yunque, a la que si quieren podremos dedicar también alguna atención.

A punto de caer en manos del Gobierno: ¡Cobo traidor!

Con esa frase comienza la petición iniciada al servicio de Hazte Oír-Citizen Go (que es la versión supuestamente internacional de la principal tapadera del Yunque) por Miguel Tomás. En realidad, comienza manipulando una frase de Cristo, aquella con la que, según Mateo 10,28, dijo que no hay que temer a los que matan el cuerpo, sino el alma, y que modifican para que en vez de un consejo sea directamente una afirmación de que «es peor matar el alma que matar el cuerpo».

Del Gobierno se dice que es «el más sectario y anticlerical de la historia»: una simplificación que no sé si haría reír o llorar a quienes soportaron los gobiernos liberales del siglo XIX y no digamos los de la Segunda República Española…

Directamente se afirma luego que Cobo, el cardenal de Madrid, ha «pactado» convertir el Valle de los Caídos «en un museo de los horrores sobre la Guerra Civil, lo que equivale a dejar de ser lugar de reconciliación y oración por «los fallecidos durante la Guerra Civil» y se convertirá en «lugar de adoctrinamiento antifascista lleno de mentiras por gente que quiere destruir la Iglesia Católica«. Y como resumen: «Quieren borrar nuestra historia».

En la parte dispositiva, afirma el postulante que «no lo podemos permitir». ¿Y qué hacer?: «actuar YA» para que «la Iglesia reaccione ante esta traición de Cobo«.

La recogida de firmas apunta a lograr que, al reunirse los obispos de la Conferencia Episcopal, se les pida que actúen para «que este pacto se rompa».

Sigue un confuso párrafo que dice que el acuerdo asegura que los monjes no serán expulsados ni la Basílica desacralizada. Pero entretanto ya no se habla de que se haya logrado mediante la traición de Cobo, sino algo más grave: es «la traición que han alcanzado el Gobierno de España y la Conferencia Episcopal (con la ayuda de El Vaticano mientras el Papa estaba enfermo en el hospital)». Pero hay algo más: Si respecto a lo malo, la traición, a pesar de estar bien seguro de que del Papa no viene, el promotor no deja claro si es de Cobo o de la CEE, al menos aclara que él, sí, él o un nosotros que debe ser el Yunque y en el que nos anima a incluirnos, es el origen de lo bueno que se ha salvado: «porque la presión que hicimos para que no expulsasen a los monjes fue muy grande y no les quedó otro remedio».

En todo lo demás han cedido los traidores: en cambiar al prior Cantera, en reformar la entrada a la Basílica, «todo el recinto y todo lo que rodea a la Cruz». Ah, ¿pero no iban a construir un museo de los horrores antifascista? Sí, efectivamente, antes de que nos demos cuenta de que no ha concretado demasiado qué tiene que ver abrir una nueva entrada con el antifascismo, repite el postulante que «El Valle se convertirá en un museo de los horrores que borrará todo el significado de oración, paz y unidad de los españoles con que se levantó la Cruz».

Sí, ya que hemos mencionado la Cruz (que no aparecía en las noticias), hagamos pensar a los aspirantes a firmantes del manifiesto, en primera persona: ¿Cuánto tiempo crees que pasará hata que finalmente la Basílica y la Cruz sean destruidas?»… Tras otras cuantas afirmaciones redundantes, de nuevo la invocación a que los obispos actúen «de inmediato», ¿o si no?: «Si no, demostrarán que son lobos con piel de cordero». Por lo visto, lo de abrir una nueva entrada independiente implica que «si no evitamos que entren con todo ahora, después ya no habrá nada que hacer». «Necesitamos que la Iglesia reaccione».

No acaba la ristra de imaginaciones sobre cómo quedará el Valle: «Una Basílica rodeada de mensajes anticristianos, con odas a la democracia como poder supremo y pachamamas por todas partes». Por si faltaran asuntos que invocar, ídolos del Amazonas parece que habrá. Los firmantes, con su reacción, lograrán «que la Iglesia también defienda la Cruz de verdad», también porque los primeros que defienden la fe son los firmantes de esta petición…

Ante la supuesta realidad de que «con presión ciudadana salvamos a los monjes» y la promesa de lograr del mismo modo «este acuerdo infame», se invoca que «no es momento de dudas. No es momento de división»… «La Iglesia, sus miembros, deben unirse o perderemos el Valle». O sea, el Valle es nuestro… Y si alguien duda en torno a quien se une la Iglesia, desvela el firmante que no es un particular: «Miguel Tomás y todo el equipo de Hazte Oír». Que todo lo saben y por eso saben «que muchos obispos están dolidos por esta situación» pero no capacitados de por sí (o por su cargo) para actuar correctamente, no, «tenemos que animarles para que den un paso al frente y sepan que nosotros iremos detrás»… Bueno, entiendo que detrás empujando, porque en cuanto a peticiones no parece que hayan esperado sugerencias.

Estos las cogen al vuelo. ¿Pero qué piensan los monjes?

El Yunque toma al vuelo la oportunidad de erigirse en lider ante el silencio, que interpreta como traición, o las explicaciones que dejan claro que se respetará la religión, y que seguramente consideran inválidas ya que ellos saben mejor lo que representa y conviene a la Iglesia (y por eso parece que saben que se ha hecho a escondidas del Papa). No se han molestado en tomar declaración a esos monjes que ellos dicen haber salvado. Pues bien, yo puestos a pedir pido que se difunda esta última denuncia del Yunque que acaba de publicar José Antonio Rosas, y en vez de imaginar si los monjes desean que se presione a los obispos, me hago eco de esta comunicación:

Gracias a Dios estoy y estamos con paz. No sin dolor, pero con una mirada sobrenatural de todos estos acontecimientos, que nos produce paz interior personal y comunitaria y nos infunde esperanza. El amor providente del Buen Dios nunca nos ha abandonado ni nos abandonará y en los momentos de prueba se hace aún más manifiesto.
Un abrazo enorme en Jesús y María.

Es llamativo que, cuando el Yunque agita, nunca aparezca la oración. Y cuando los cristianos se comunican entre sí, pongan en ella su confianza. Así que, de acuerdos, los peligros existen, el deseo de hacer daño a la Iglesia por parte de este Gobierno es patente. Pero la Iglesia, afortunadamente, está sostenida por Dios, no por las firmas que recoge Hazte Oír. Si no quieren ser víctimas de un nuevo fraude, recen y no firmen esa serie de insultos y acusaciones injustificadas contra el arzobispo de Madrid y los obispos españoles, disfrazadas de forma absurda como si fuera un esfuerzo en busca de la unidad.

Valle de Los Caídos, 15 de diciembre de 2024. Foto Santiago Mata.
Valle de Los Caídos, 15 de diciembre de 2024. Foto Santiago Mata.

Obispo Martínez Camino: No se puede exhumar a Franco sin permiso del prior Mons. Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, afirmó que exhumar a Franco no es una profanación, pero que debe autorizarlo el prior


Madrid, 18 de octubre de 2019. Santiago Mata.

La legislación española exige como condición previa para exhumar a Franco el permiso del prior de la Abadía del Valle de los Caídos. Así lo afirmó hoy en un coloquio en Madrid monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de la capital de España.

En dicho coloquio, el prelado matritense afirmó que la exhumación de Franco no es una profanación de un lugar sagrado, sino el traslado de una tumba, e insistió en que el prior del Valle de los Caídos no se opone a ella, y que dará el permiso cuando se cumplan ciertas condiciones legales que por ahora no se cumplen, entre las cuales citó el consentimiento de la familia del anterior Jefe del Estado.

Martínez Camino expresó su opinión en cuanto obispo, puesto que algunos acusan a los obispos españoles de callar ante una cuestión importante. Sin embargo, precisó que era su opinión personal y que no la expresaba en representación del resto de obispos.

«Yo soy amigo del prior Cantera y considero que lo está haciendo muy bien», precisó monseñor Martínez Camino. «Vuelvo a repetir: creo que el padre Cantera lo está haciendo muy bien. A él sus superiores le han dejado la responsabilidad de actuar. Y él ha asumido consciente, paciente y concienzudamente la responsabilidad que le corresponde. El Gobierno como saben ustedes ha pedido permiso a la autoridad competente, que es el prior del Valle de los Caídos, no un obispo, ni el obispo de Madrid, ni el abad de Solesmes. La autoridad competente para dar ese permiso que exige la legislación española, es decir los Acuerdos Iglesia-Estado, es el prior de Valle de los Caídos».

«El Gobierno, después de la sentencia del Tribunal Supremo, le ha pedido permiso. Y él ha contestado que no se lo da. Y si el Gobierno se lo ha pedido es que sabe que lo necesita. El padre Cantera ha dicho: ahora no lo puedo dar. El padre Cantera no se ha negado en absoluto a conceder el permiso cuando sea oportuno. Él sabe que el general Franco, que por cierto tiene la máxima condecoración que un pontífice da, que es la Orden de Cristo, y que nadie la ha retirado, y que tiene otras condecoraciones, por ejemplo: el general de los Jesuitas le concedió la Carta de Hermandad de la Compañía de Jesús, es decir, que Franco tiene todos los derechos de un jesuita aunque era laico. No se la han quitado. ¿Por qué? Porque por su actuación, gracias a que la revolución y la persecución religiosa terminó como terminó no sucedió [en España] como en la Unión Soviética.»

«Creo que tengo obligación de explicar un poco lo que es mi postura, que no es la de los obispos. En nombre de los obispos yo no hablo. El general Franco, según mis conocimientos, no pensaba ser enterrado en el Valle de los Caídos, sino junto a su esposa en El Pardo. En cambio, la autoridad del momento, el Rey y posiblemente el Gobierno escribieron una carta [al prior pidiendo permiso para] enterrarle en el Valle de los Caídos. La familia entonces no se opuso, es más, posiblemente no fue consultada. Fue una decisión del Gobierno de entonces, del rey de entonces.»

«Resulta que el Gobierno de ahora, la autoridad legítima que lo llevó allí, ahora quiere cambiarlo de sitio, y la familia se opone. Pero quien lo llevó allí no fue la familia, ni era la voluntad de él. Fue el Gobierno de entonces. El Gobierno ahora quiere cambiarlo de sitio y el abad, el prior, si no tiene ninguna razón de fondo grave, tiene que atender esa petición, porque quien se lo encomendó a su custodia, ahora le pide que se lo devuelva para enterrarlo en otro sitio».

«Por eso el prior dice que no piensa que sacar a Franco de allí sea una profanación de una tumba y no se va a negar a dar permiso al Gobierno para sacarlo de allí cuando se cumplan todas las condiciones legales.  Esa es la condición y eso es lo que está esperando el prior, en contra de lo que dicen sus detractores por un lado y sus admiradores excesivos por otro, pensando que él se va a negar por principio. No se va a negar por principio. Lo dice la carta: Ahora no. ¿Por qué? Porque faltan determinados pasos jurídicos para que la decisión del Gobierno tenga todas las garantías de respeto a los derechos de la familia, de respeto a los Acuerdos Iglesia-Estado, y de respeto a los monjes, que según el Decreto actual del Gobierno tienen que sacar de allí a todos sus hermanos, que son 30 monjes que están allí enterrados. Mientras no se resuelva esto, el prior no concede [el permiso].»

«Los obispos, si no han intervenido no es por cobardía ni por tibieza. Es por no hacer lo que quieren los gobiernos actuales de meternos en la batalla política. Porque todo esto es un arma política inmediata, es una batalla política.»