Según la noticia publicada por Iván Gil el 26 de marzo de 2025 en El Periódico, el ministro de Justicia, Félix Bolaños, se encargó «de las relaciones del Gobierno con la Santa Sede» durante meses para lograr un acuerdo para la «resignificación» del Valle de los Caídos: se trataría de un plan cuyo «desbloqueo se ha facilitado gracias a la salida del prior de los monjes benedictinos», Santiago Cantera.
Dejando, de momento, al margen los insultos que según esa fuente habría dedicado Bolaños al prior, la noticia afirma que, en aplicación de la Ley de Memoria Democrática, se pondrá en marcha un plan para «reconvertir Cuelgamuros en un lugar de memoria». Siempre según esa noticia, permanece como incógnita «qué hacer con el altar de la Basílica. Sensible por tratarse de un lugar de culto y las implicaciones derivadas con el Concordato». Todo parecería estar poco menos que resuelto habida cuenta de que el nuevo prior, Alfredo Maroto, habría mostrado un cambio «al abogar por convertir Cuelgamuros en un monumento de reconciliación«.

En cuanto a qué suponga la resignificación, la noticia añade que se encargan de ella nueve ministerios, coordinados por una comisión en la que participa Patrimonio Nacional, que deberá convertir el Valle «en un espacio que fomente los valores constitucionales y democráticos y en el que se promueva el conocimiento y la reflexión sobre nuestro pasado«. La «finalidad pedagógica» irá acompañada del reconocimiento del derecho de los familiares a sacar de allí los restos de sus difuntos, estableciendo por Real Decreto un régimen patrimonial para el funcionamiento «del Valle de Cuelgamuros» que implica extinguir la fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Se anuncia que otro decreto creará un Consejo de la Memoria Democrática como órgano consultivo de las «entidades memorialistas». Un tercer decreto recogerá un «catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática». Con motivo de los 50 años de la muerte de Franco, se ha querido acelerar la aplicación de la Ley de Memoria de 2022 al Valle de los Caídos y se dice que a otros 30 lugares. Se habla por último de «aumentar los recursos para la implantación de la ley».
¿Va contra la Iglesia?
Esta noticia no detalla cómo se ha logrado el acuerdo entre Iglesia y Estado. En la que publicó EFE el mismo día citando lo publicado por El Periódico, se añade que fuentes del Gobierno habrían confirmado a la agencia que esta remodelación (para la que utilizan la palabra resignificar, que no existe en el Diccionario de la RAE) se haría «sin expulsar a los monjes benedictinos que residen allí y gestionan actualmente la abadía, la hospedería y la escolanía».
Además, la Archidiócesis de Madrid habría «confirmado» mediante un comunicado que «lo único definitivamente acordado ha sido la permanencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la Basílica, así como el respeto a todos los elementos religiosos situados fuera de la misma». Se añade que la pretensión de expulsar a los monjes la «daba prácticamente por hecho» el Gobierno, pero que «planteó como línea roja el arzobispo de Madrid, José Cobo, en su toma de posesión en 2023». La Archidiócesis termina afirmando que lo se haga dentro del templo respetará «los criterios litúrgicos y el fin para el que ha sido erigida la Basílica, garantizando un acceso independiente».
Hasta ahora, nada aparentemente llamativo. Pero no pasó ni un día sin que se organizara desde la asociación Hazte Oír una campaña que en su primer día logró 28.000 firmas bajo el lema: «Pide a los obispos que se opongan al pacto entre el Gobierno y el arzobispo de Madrid para «resignificar» el Valle de los Caídos». Así que, más que evaluar qué puede pasar y en qué consistirá la futura remodelación del Valle, vamos a ver cómo lo imagina esa asociación que difunde los postulados de la organización secreta El Yunque, a la que si quieren podremos dedicar también alguna atención.
A punto de caer en manos del Gobierno: ¡Cobo traidor!
Con esa frase comienza la petición iniciada al servicio de Hazte Oír-Citizen Go (que es la versión supuestamente internacional de la principal tapadera del Yunque) por Miguel Tomás. En realidad, comienza manipulando una frase de Cristo, aquella con la que, según Mateo 10,28, dijo que no hay que temer a los que matan el cuerpo, sino el alma, y que modifican para que en vez de un consejo sea directamente una afirmación de que «es peor matar el alma que matar el cuerpo».
Del Gobierno se dice que es «el más sectario y anticlerical de la historia»: una simplificación que no sé si haría reír o llorar a quienes soportaron los gobiernos liberales del siglo XIX y no digamos los de la Segunda República Española…
Directamente se afirma luego que Cobo, el cardenal de Madrid, ha «pactado» convertir el Valle de los Caídos «en un museo de los horrores sobre la Guerra Civil, lo que equivale a dejar de ser lugar de reconciliación y oración por «los fallecidos durante la Guerra Civil» y se convertirá en «lugar de adoctrinamiento antifascista lleno de mentiras por gente que quiere destruir la Iglesia Católica«. Y como resumen: «Quieren borrar nuestra historia».
En la parte dispositiva, afirma el postulante que «no lo podemos permitir». ¿Y qué hacer?: «actuar YA» para que «la Iglesia reaccione ante esta traición de Cobo«.
La recogida de firmas apunta a lograr que, al reunirse los obispos de la Conferencia Episcopal, se les pida que actúen para «que este pacto se rompa».
Sigue un confuso párrafo que dice que el acuerdo asegura que los monjes no serán expulsados ni la Basílica desacralizada. Pero entretanto ya no se habla de que se haya logrado mediante la traición de Cobo, sino algo más grave: es «la traición que han alcanzado el Gobierno de España y la Conferencia Episcopal (con la ayuda de El Vaticano mientras el Papa estaba enfermo en el hospital)». Pero hay algo más: Si respecto a lo malo, la traición, a pesar de estar bien seguro de que del Papa no viene, el promotor no deja claro si es de Cobo o de la CEE, al menos aclara que él, sí, él o un nosotros que debe ser el Yunque y en el que nos anima a incluirnos, es el origen de lo bueno que se ha salvado: «porque la presión que hicimos para que no expulsasen a los monjes fue muy grande y no les quedó otro remedio».
En todo lo demás han cedido los traidores: en cambiar al prior Cantera, en reformar la entrada a la Basílica, «todo el recinto y todo lo que rodea a la Cruz». Ah, ¿pero no iban a construir un museo de los horrores antifascista? Sí, efectivamente, antes de que nos demos cuenta de que no ha concretado demasiado qué tiene que ver abrir una nueva entrada con el antifascismo, repite el postulante que «El Valle se convertirá en un museo de los horrores que borrará todo el significado de oración, paz y unidad de los españoles con que se levantó la Cruz».
Sí, ya que hemos mencionado la Cruz (que no aparecía en las noticias), hagamos pensar a los aspirantes a firmantes del manifiesto, en primera persona: ¿Cuánto tiempo crees que pasará hata que finalmente la Basílica y la Cruz sean destruidas?»… Tras otras cuantas afirmaciones redundantes, de nuevo la invocación a que los obispos actúen «de inmediato», ¿o si no?: «Si no, demostrarán que son lobos con piel de cordero». Por lo visto, lo de abrir una nueva entrada independiente implica que «si no evitamos que entren con todo ahora, después ya no habrá nada que hacer». «Necesitamos que la Iglesia reaccione».
No acaba la ristra de imaginaciones sobre cómo quedará el Valle: «Una Basílica rodeada de mensajes anticristianos, con odas a la democracia como poder supremo y pachamamas por todas partes». Por si faltaran asuntos que invocar, ídolos del Amazonas parece que habrá. Los firmantes, con su reacción, lograrán «que la Iglesia también defienda la Cruz de verdad», también porque los primeros que defienden la fe son los firmantes de esta petición…
Ante la supuesta realidad de que «con presión ciudadana salvamos a los monjes» y la promesa de lograr del mismo modo «este acuerdo infame», se invoca que «no es momento de dudas. No es momento de división»… «La Iglesia, sus miembros, deben unirse o perderemos el Valle». O sea, el Valle es nuestro… Y si alguien duda en torno a quien se une la Iglesia, desvela el firmante que no es un particular: «Miguel Tomás y todo el equipo de Hazte Oír». Que todo lo saben y por eso saben «que muchos obispos están dolidos por esta situación» pero no capacitados de por sí (o por su cargo) para actuar correctamente, no, «tenemos que animarles para que den un paso al frente y sepan que nosotros iremos detrás»… Bueno, entiendo que detrás empujando, porque en cuanto a peticiones no parece que hayan esperado sugerencias.
Estos las cogen al vuelo. ¿Pero qué piensan los monjes?
El Yunque toma al vuelo la oportunidad de erigirse en lider ante el silencio, que interpreta como traición, o las explicaciones que dejan claro que se respetará la religión, y que seguramente consideran inválidas ya que ellos saben mejor lo que representa y conviene a la Iglesia (y por eso parece que saben que se ha hecho a escondidas del Papa). No se han molestado en tomar declaración a esos monjes que ellos dicen haber salvado. Pues bien, yo puestos a pedir pido que se difunda esta última denuncia del Yunque que acaba de publicar José Antonio Rosas, y en vez de imaginar si los monjes desean que se presione a los obispos, me hago eco de esta comunicación:
Gracias a Dios estoy y estamos con paz. No sin dolor, pero con una mirada sobrenatural de todos estos acontecimientos, que nos produce paz interior personal y comunitaria y nos infunde esperanza. El amor providente del Buen Dios nunca nos ha abandonado ni nos abandonará y en los momentos de prueba se hace aún más manifiesto.
Un abrazo enorme en Jesús y María.
Es llamativo que, cuando el Yunque agita, nunca aparezca la oración. Y cuando los cristianos se comunican entre sí, pongan en ella su confianza. Así que, de acuerdos, los peligros existen, el deseo de hacer daño a la Iglesia por parte de este Gobierno es patente. Pero la Iglesia, afortunadamente, está sostenida por Dios, no por las firmas que recoge Hazte Oír. Si no quieren ser víctimas de un nuevo fraude, recen y no firmen esa serie de insultos y acusaciones injustificadas contra el arzobispo de Madrid y los obispos españoles, disfrazadas de forma absurda como si fuera un esfuerzo en busca de la unidad.
