La actual discusión en España sobre la llamada maternidad subrogada nos muestra básicamente, según me parece, la tardía y defectuosa capacidad de decidir de los españoles. Pero no voy a reflexionar sobre nuestros defectos nacionales, pues entonces caería en otro, que es el de irme por las ramas. ¿Qué es lo que está en juego cuando hablamos de “maternidad subrogada” o de “vientres de alquiler”?