Parece imposible hablar del coronavirus sin referirse al médico que lo descubrió, Li Wenliang, y también sin referirse a quienes trataron de impedir que la pandemia se conociera, al frente de los cuales, por estricta dependencia jerárquica que no implica juzgar sus intenciones, está el presidente chino Xi Jinping. Es decir, de momento tal afirmación no equivale a alinearse con posturas como la del diario La Gran Época, que llama al coronavirus el virus del Partido Comunista Chino.
Sobre los héroes y villanos de la tragedia del coronavirus he visto dos vídeos que quisiera hoy comentar: un vídeo de Mate con Mote que resalta la represión, e interpreta en ese sentido la eliminación de 21 millones de números de teléfono, que para él sería un intento de ocultar que el número de casos de la enfermedad en China sería muy superior al declarado:
Por otra parte, un ciudadano chino que no se identifica en este vídeo explica la historia del descubridor del coronavirus:
¿Qué opinan de estos vídeos?
En cuanto a Li Wenliang, parece obvio que tiene el mérito de haber descubierto el virus, pero su valentía tiene sus límites: su noticia se difundió a pesar de que pidió que no lo identificaran, y firmó una retractación (era miembro del Partido Comunista y aceptaba su disciplina). Su relevancia debe dejar hueco a otras personas, como los que pidieron libertad de expresión, notablemente el profesor Tan Yiming.
Respecto al primer vídeo, resalto el dato de los 21 millones de teléfonos suprimidos en los tres primeros meses de 2020. Se entiende que eso lo pueda haber hecho un Gobierno que cree en el control central a cargo de un partido no quiera dejar nada a la iniciativa privada. Pero eso, que lo sufran quienes quieran o no tengan remedio: el resto del mundo no tiene por qué aceptar que los datos difundidos por quien de esa forma reprime a sus ciudadanos tenga nada que ver con la verdad.
Pero parece difícil que sea el Gobierno quien ha suprimido los teléfonos, pues se condenaría a no controlar a esos ciudadanos, por no decir que a ellos los condenaría a la inanición, porque en China tener registrado el teléfono es clave para cobrar, imprescindible para moverse… ¿Si lo ha hecho el Gobierno es para impedir que se muevan esas personas? ¿Significa que han muerto 21 millones de chinos? ¿O que prefieren malvivir sin ingresos bancarios con tal de escapar al control del Gobierno?
En España
Y puesto que en el artículo anterior mencioné la investigación necesaria sobre lo que en España se ha convertido en un holocausto geriátrico, hoy lunes 6 de abril de 2020 se publicó la noticia de que están en marcha más de 40 investigaciones penales sobre los muertos encontrados por el Ejército en residencias de ancianos. No es, pues, una investigación partidista ni una alucinación, y sin duda es un paso adelante en el sentido que he pedido en esta solicitud de ayuda para investigar este holocausto:
Mañana espero presentar en este mismo espacio una web colaborativa donde quienes quieran podrán participar en este proyecto.
Ayer, sábado 4 de abril de 2020, murió mi amiga Margarita en la residencia geriátrica de Alcorcón donde vivía, Campobón, donde al parecer ya han fallecido 30 ancianos víctimas del coronavirus. La pandemia se ha convertido en un holocausto geriátrico, respecto al que cabe preguntarse si es un fenómeno natural o tiene también responsables humanos.
Sobre la responsabilidad del Partido Comunista de China y de su presidente Xi Jinping se han levantado algunas voces recientemente, también dentro de la Iglesia y no solo de China. Mientras que en occidente estamos casi acostumbrados a considerar que China no es un país comunista sino capitalista, la realidad es que el poder pertenece al Partido Comunista, que este se basa -como toda esa ideología- en la mentira (en concreto en la de un Mao divinizado y en la negación de la matanza de Tianamén, por citar dos ejemplos relevantes) y que Xi Jinping (con poder absoluto desde 2012 y, por cierto, doctorado en «teoría marxista») ha dado notables pasos hacia una dictadura. Una dictadura, de la mentira y unipersonal, ¿puede ser garante de una buena gestión en general y en particular de una grave crisis?
Sin ahondar más en la biografía del presidente chino, transcribo lo que sobre su responsabilidad ha escrito el 2 de abril el cardenal birmano Charles Bo. Frente a Xi Jinping, ya había escrito al comenzar 2014 el cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, que el hombre tiende a ser un «optimista impenitente» y que bajo su mandato «la Asociación Patriótica y el Ministerio de Asuntos Religiosos quiere esclavizar a los obispos y los fieles«.
Su opinión no ha cambiado. Pero veamos ahora por extenso la del cardenal Bo, tal como la traduce Sandro Magister (yo le cambio Myanmar por Birmania y Yangón por Rangún):
EL REGIMEN CHINO Y SU CULPABILIDAD MORAL POR EL CONTAGIO GLOBAL DEL COVID
Declaración del cardenal Charles Bo, arzobispo de Rangún, Birmania.
El viernes pasado, el Papa Francisco estaba ante una plaza de San Pedro vacía, hablando a millones de personas de todo el mundo que veían la transmisión en directo o en streaming. La plaza estaba vacía, pero los corazones están llenos, en todo el mundo, no solo de miedo y dolor, sino también de amor. En su maravillosa homilía y posterior bendición Urbi et Orbi, nos ha recordado que la pandemia del coronavirus ha unido a la humanidad. “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos“, dijo.
Ningún rincón del mundo se ha salvado de esta pandemia, ninguna vida ha quedado incólume. Según la Organización Mundial de la Salud, hay casi un millón de personas contagiadas hasta el momento. Y más de 40.000 fallecidos. Cuando esto termine, se prevé que la cifra global de muertos sea de millones.
Desde todo el mundo se alzan voces en contra de la actitud negligente mostrada por China y por el despótico partido comunista chino (PCCh) liderado por su hombre fuerte, Xi [Jinping]. El London Telegraph escribió el 29 de marzo de 2020 que el ministro de salud británico había acusado a China de ocultar las verdaderas cifras del coronavirus. Consternado, también había informado de la reapertura de los mercados «humedos», identificados como el origen de la propagación del virus. James Kraska, estimado profesor de derecho, en el último número de War on the Rocks afirma que China es legalmente responsable del COVID 19 y que las demandas podrían alcanzar cifras de miles de millones. (War on Rocks, 23 de marzo de 2020).
Un estudio epidemiológico de la Universidad de Southampton ha descubierto que si China hubiera sido responsable y hubiera actuado una, dos o tres semanas antes, el número de afectados por el virus se habría reducido en un 66%, 86% y 95%, respectivamente. Su negligencia ha desatado un contagio global que está matando a miles de personas.
En mi propio país, Birmania, somos extremadamente vulnerables. Estamos en la frontera con China, donde apareció el primer caso de COVID-19; somos una nación pobre, sin los recursos de salud y asistencia social de las naciones más desarrolladas. En Birmania hay cientos de miles de desplazados por el conflicto que viven en campamentos o en nuestras fronteras, sin servicios sanitarios, medicamentos o cuidados adecuados. En estos campamentos superpoblados, las medidas de “distanciamiento social” implementadas por muchos países son imposibles de aplicar. Los sistemas de salud en los países más desarrollados están abrumados, así que imaginen los peligros en un país pobre y conflictivo como Birmania.
Examinando el daño ocasionado a tantas vidas en todo el mundo debemos preguntarnos: ¿quién es el responsable? Por supuesto, en todos los países hay criticas a las autoridades. Muchos gobiernos están siendo acusados de no haber actuado a tiempo cuando el coronavirus apareció en Wuhan.
Sin embargo, hay un gobierno que es el principal responsable, como resultado de lo que hizo y lo que pudo haber hecho, y ese es el régimen del partido comunista chino (PCCh) en Pekín. Voy a ser más claro: el PCCh es el responsable, no el pueblo de China, y nadie debe responder a esta crisis con odio racial hacia los chinos. De hecho, los chinos fueron las primeras víctimas de este virus y durante mucho tiempo han sido las principales víctimas de su régimen represivo. Merecen nuestra simpatía, nuestra solidaridad y nuestro apoyo. La represión, las mentiras y la corrupción del PCCh son las únicas responsables.
Cuando el virus apareció, las autoridades chinas ocultaron la noticia. En lugar de proteger a la población y apoyar a los médicos, el PCCh silenció a los denunciantes. Peor que eso, los médicos que intentaron dar la voz de alarma, como el Dr. Li Wenliang del Hospital Central de Wuhan, que advirtió a sus médicos el 30 de diciembre, recibieron la orden de la policía de “dejar de hacer comentarios falsos“. Al Dr. Li, un oftalmólogo de 34 años, le dijeron que lo investigarían por “difundir rumores“ y la policía lo obligó a firmar una confesión. Murió tras contraer el coronavirus.
Los jóvenes periodistas que intentaron informar sobre el virus desaparecieron. Li Zehua, Chen Qiushi y Fang Bin se encuentran entre los que se cree que fueron arrestados simplemente por decir la verdad. El experto jurídico Xu Zhiyong también fue detenido después de haber publicado una carta abierta criticando la respuesta del régimen chino.
Cuando la verdad salió a la luz, el PCCh rechazó las ofertas iniciales de ayuda. Pekín hizo caso omiso al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. durante más de un mes. Y la Organización Mundial de la Salud, a pesar de colaborar estrechamente con el régimen chino, fue inicialmente ignorada.
Además de todo esto, existe la profunda preocupación de que las estadísticas oficiales del régimen chino minimicen significativamente la magnitud de la infección en China. Al mismo tiempo, el PCCh ha acusado al ejército de Estados Unidos de haber provocado la pandemia. Las mentiras y la propaganda han puesto en peligro millones de vidas en todo el mundo.
La conducta del PCCh es índice de su naturaleza cada vez más represiva. En los últimos años hemos asistido a una intensa represión contra la libertad de expresión en China. Abogados, blogueros, disidentes y activistas civiles han sido detenidos y han desaparecido. En particular, el régimen empezó una campaña de persecución religiosa cuyo resultado ha sido la destrucción de miles de iglesias, de cruces y el encarcelamiento en campos de concentración de, al menos, un millón de musulmanes uigures. Un tribunal independiente de Londres, presidido por Sir Geoffrey Nice QC, que procesó a Slobodan Milosevic, acusa al PCCh de extracción forzosa de órganos de presos de conciencia. Y Hong Kong –antes una de las ciudades más abiertas de Asia– ha visto erosionadas dramáticamente sus libertades, los derechos humanos y el estado de derecho.
Debido a su inhumana e irresponsable gestión del coronavirus, el PCCh ha confirmado, como muchos pensaban, que es una amenaza para el mundo. China es un gran país, con una antigua y gran civilización que, a lo largo de la historia, ha aportado mucho al mundo, pero este régimen es responsable, debido a su negligencia criminal y su represión, de la pandemia que se extiende hoy por nuestras calles.
El régimen chino liderado por el todopoderoso Xi y el partido comunista chino (PCCh) –y no su pueblo– nos deben una disculpa y una compensación por la destrucción que han causado. Como mínimo, debe cancelar la deuda de otros países para hacer frente al costo del Covid-19. Por el bien de nuestra humanidad común, no debemos tener miedo a que este régimen rinda cuentas. Los cristianos creen, como dice el apóstol [Juan], que “la verdad nos hará libres“. La verdad y la libertad son los dos pilares sobre los que todas nuestras naciones deben construir bases más seguras y sólidas.
¿Qué decir de España y Pedro Sánchez?
Veamos, por lo que se refiere a España, un artículo-denuncia sobre la responsabilidad del primer ministro español en la pandemia, publicado por Alfonso Ussía el 28 de marzo de 2020, tras su despido del diario La Razón (el que decía en su propaganda: «viviremos 100 años»), según ha publicado la Asociación de Militares Españoles:
ME QUEDO, QUE SÍ. PERO NI ME OLVIDO NI ME CALLO
Con ésta barbaridad de muertos, contagiados y de negros augurios, si hoy en España el gobierno fuese de derechas, la oposición habría pedido ya la dimisión de todo el Ejecutivo utilizando términos como “estáis matando gente con vuestras decisiones” o “sois y seréis los culpables”. Mientras, la izquierda más radical, estaría manifestándose en la calle al grito de “asesinos” además saltándose el estado de alarma, igual que se lo saltó el día de reflexión aquel 11-M. No sólo eso, incluso dentro de los propios hospitales eso sí, sin detrimento de su labor, veríamos manifestaciones diarias de sanitarios mostrando su rechazo al Gobierno, a su incompetencia y a su abandono en recursos. Ya no te digo las televisiones. Ahí apaga y vámonos, nunca mejor dicho. Tendríamos imágenes de tanatorios de la uno a la sexta en sesión de mañana, tarde y noche. ¿Habéis visto algún ataúd estos días en alguna tele?, ¿no?. Pues no será por muertos. Pero, este Gobierno es de izquierda, como los medios de comunicación y los sindicatos sanitarios así que todos quietitos y a rezarle a san joderse.
Afirmo esto porque las cagadas en la gestión son impresionantes. Cuarenta y tres días haciendo y diciendo gilipolleces y sin prever material para nada. Cuarenta y tres días desde el primer diagnosticado, 31 de enero, hasta el estado de alarma, 13 de marzo. Y hoy faltan mascarillas, batas y buzos literalmente a millones sólo para sanitarios, policía y transportistas. Ya no te digo para la población. Cuarenta y tres días del tal Simón diciendo “no habrá más que unos pocos diagnosticados”, y ahí sigue el tipo, marcándonos el camino. El camino hacia los 50.000. Esa frase la dice un gobierno del PP y sería caratula de apertura en todos los telediarios, como lo fueron aquellos “pequeños hilillos” de Rajoy una vez hundido el Prestige. Siete semanas señores. Siete. Qué crimen por favor.
Sí suspenden el Mobile Wold Congress, Sánchez dice que no, que no es por alerta sanitaria en el país. Hombre alerta la tuya no, pero alerta había de cojones. Con 14 casos ya por España, va a reunirse con el inhabilitado Torra, que es lo importante en estas situaciones. Con 27 casos, le subimos el techo de gasto a las comunidades, a Torra sobre todo. Con ya 125 casos, va y anunciamos nuestro compromiso con la “Descarbonización del Planeta”. ¡¡Claro que sí presidente, bien Gretto¡¡. Con 169 casos presentamos la Ley de Libertad Sexual. ¿Qué por qué?, pues como L`oreal, porque Irene lo vale. Con 282 positivos y ya 3 muertos, el incompetente del Presidente anima a todos a “llenar las calles el 8-M”, que eso es de enjuiciamiento criminal. Ese día, ya con 676 casos y 17 muertos, salen en Madrid a la calle 120.000 personas. Y de ahí, justo después, la noche del 9 de marzo estos ineptos se echan las manos a la cabeza y ay madre que yo no he sido. Todo lo demás no hace falta que te lo explique. Pon la tele: docenas de miles de infectados y camino de miles de muertos. Y para más Inri, pudiendo ver con tiempo por delante todo lo que ocurría en China e Italia.
Y la progresía televisiva, vamos. En su nivel esperado. El Wyoming, el Mejide, el Broncano y la Grisso des-co-jo-nan-do-se del virus y sus efectos. Tal cual. Y todo esto hasta la semana pasada con más muertos sobre la mesa que entre todos los atentados terroristas de nuestra historia. Lástima os pasen a los cuatro por banquillo alguna futura asociación de familiares de fallecidos por el Covid-19. Ojalá. Os lo merecéis. Y cómo no, la Ana Pastor,de la Sexta. Buenoo. Ayer la pillaron borrando tuits del 7 y 8 de marzo donde os animaba a todas a salir a la calle. Si señora. ¿Tú no fuiste Ana? Qué cosas verdad. Y sobre todo… ¿nadie vais a pedir siquiera perdón, cuadrilla de despreciables?.
No se lo quisieron creer en el Gobierno para así no tener que currar. No quisieron currar para así no dar sensación de preocupados y dedicarse a otras gilipolleces. Impusieron la ideología ante la salud de la gente. Ni valen para esto que está ocurriendo ni valen mucho menos para la que se viene, que es una crisis en España que va a dejar la del 2008 en una rachita. Así que señoras y señores, a disfrutar de lo votado. Ah¡¡ Y si piensas que ahora no es momento de criticar me parece estupendo. Estás en tu derecho como yo. Pero ya sabes: a callar, a esperar que no te salga la bolita con el 19 y a aplaudir en la ventana a las ocho. Eso sí, por curiosidad, ¿con cuántos muertos creerás que es el momento de empezar a criticar?, ¿dentro de otros 43 días quizá?.
(Bravo por la lucha en primera línea de fuego de los hospitales, bravo por el señor D. Amancio Ortega Gaona y bravo por los habitantes de este gran país que es ESPAÑA… “Dios qué buen vasallo si tuviese buen señor”).
¿Y los demás políticos?
Ya indiqué en mi anterior intervención sobre la eutanasia promovida por el gobierno regional de Cataluña, que la política de dejar morir de coronavirus a los ancianos es compartida por otras regiones, particularmente Madrid. La sorpresa es que el vicepresidente de esta Comunidad, Ignacio Aguado, ha pedido en Radio Nacional (hoy domingo 5 de abril ) perdón a los familiares de los muertos en residencias de ancianos, si bien solo por la falta de material y de información, no por la condena a muerte que supone la negación de auxilio en hospitales a los ancianos. La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, en cambio, al preguntarle Telemadrid si compartía esa opinión de que había que pedir perdón, no lo hizo: solo dijo que ante todo se hacen cosas buenas y que también hay algunos errores. Errar es humano, pero, por lo que parece, los españoles no somos humanos.
El alcance, en detalle, de esto que pienso que se puede calificar como holocausto geriátrico, requiere más estudio. Volveremos sobre ello.