¿Por qué ha fracasado la Iglesia en Ucrania? Las Iglesias cristianas no denuncian claramente el papel del patriarca Cirilo I de Moscú como impulsor principal de la guerra contra Ucrania


¿Por qué las Iglesias cristianas no han conseguido lograr la paz en Ucrania? En mi opinión, el fracaso de todas las Iglesias, empezando por las ortodoxas y hasta la católica, para impedir la extensión de la guerra en Ucrania se debe a que no han sabido denunciar a la máxima jerarquía de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Cirilo I de Moscú, como instigador de la agresión rusa a Ucrania.

Soy Santiago Mata, les doy la bienvenida al canal Centroeuropa, y antes de explicar en qué baso las anteriores afirmaciones, les comento que este es la primera emisión en directo en la que utilizo la opción de recaudar fondos, que pueden ver en el encabezamiento del chat de esta emisión, para destinarlos, en este caso para la ayuda de Cáritas a Ucrania. Me ha parecido que, dado lo triste y aparentemente negativo del tema que trato hoy, podía ser interesante estrenar esta invitación a ayudar por mediación de Youtube, dejando claro, por tanto, que el canal, en este caso Centroeuropa, no recibe nada de lo que se recaude, que no obstante les agradezco de antemano, ya que siempre será una cantidad simbólica, es decir, significativa, por pequeña que sea.

Volviendo a la atención a Ucrania, mi conclusión es que solo un jerarca eclesiástico relevante, el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, ha actuado correctamente, al garantizar la independencia de la Iglesia ortodoxa en Ucrania, y por lo que hace al papa Francisco, sin duda ha manifestado gran solidaridad con los que más sufren, hablando con frecuencia de la “martirizada Ucrania”, pero quizá en un intento de validarse como mediador y manifestar respeto por la cultura rusa, ha proporcionado, seguramente sin quererlo, munición ideológica al agresor. Para entender en qué consiste esta involuntaria validación del agresor, me parece pertinente conocer a un personaje llamado Cyril Hovorun.

Hovorun es un sacerdote ortodoxo ruso que en el año 2012 dejó su trabajo como secretario personal del patriarca de Moscú, en el que llevaba 10 años, para denunciar no simplemente que Cirilo I estuviera sometido a la política de Putin, cosa que de alguna manera también el papa Francisco ha denunciado al decir que no debería ser un “monaguillo de Putin”, sino algo mucho más grave.

En efecto, para Hovorun el problema no es que la Iglesia ortodoxa rusa esté dominada por el poder político, sino lo contrario, que el patriarca Cirilo I habría insuflado nuevas ideas para fomentar la agresividad del imperialismo ruso, haciéndose de esa forma no solo cómplice sino impulsor de la guerra de Putin contra Ucrania desde antes de su comienzo, al proporcionar a Putin una ideología religiosa que anteriormente estaba ausente en su discurso.

Hovorun ha sido noticia hace poco precisamente porque el patriarca de Moscú lo ha expulsado de su clero. Para conocer sus argumentos acerca de la responsabilidad de Cirilo I en esta guerra puede consultarse la entrevista que publicó con él La Vanguardia el 12 de junio de 2022: en ella afirma que Cirilo I “llenó el vacío ideológico postsoviético”, buscando recuperar el protagonismo público de la Iglesia ortodoxa rusa hasta el punto de “promover una ideología que sirviera de guía” a una sociedad fragmentada.

Según Hovorun, fue en 2012 cuando Cirilo I diseñó esa transformación de lo que otros pensadores llamaban “mundo ruso”, una ideología en la que la tradición rusa era una más de las del mundo civilizado, en un sentido exclusivista, donde ese imaginario “mundo ruso” es el único verdadero y debe imponerse a los demás. En febrero de 2012, a la vista de la radicalización en ese sentido totalitario del entorno de Cirilo I, y al ver que era impermeable a las críticas, Hovorun decidió cortar la colaboración con el patriarca. En la entrevista, concluye, refiriéndose a la invasión de Ucrania comenzada en 2014 y convertida en guerra a gran escala en 2022: “esta guerra es la continuación natural de lo que ocurría hace diez años”.

Según Hovorun, Putin estaba desilusionado con la Unión Soviética y pensaba que no podía revitalizarse, pues carecía de una ideología que lo sustituyera. Por eso aceptó como instrumento de cohesión la mezcla de ideologías que le presentó Cirilo I, cuyo verdadero nombre es Vladímir Gundiáyev, mezclando algunos elementos del imperialismo ruso tradicional, otros del cristianismo ortodoxo y otros del comunismo, pues a fin de cuentas, aunque el patriarca siempre fue antisoviético de pensamiento, colaboró con la URSS pasando datos al KGB en la época en que vivió en Ginebra representando a la ortodoxia rusa en el Consejo Mundial de las Iglesias.

En definitiva, para Hovorun, el impulso para la guerra procede de Cirilo I y no de Putin, a quien califica de “un hombre con una mente muy limitada” a quien Cirilo ha dado ideas grandes que le han permitido creer que tiene “una misión especial de Dios, que considera a Occidente como encarnación del mal”. (Más sobre la relación de Cirilo con Putin en esta otra entrevista de Hovorin en La Vanguardia, 21 de febrero de 2023.)

La guerra, por tanto, no tiene nada o poco que ver con la cultura rusa, menos aún con defender a minorías rusas en Ucrania, y va dirigida directamente a destruir por completo lo que se oponga a la superioridad de la nueva ideología: esa Europa que llamamos occidente y que según esta ideología está corrompida sin remedio. Una lucha del bien global contra un mal global en la que también las armas atómicas valen para eliminarlo: En opinión de Hovorun, los amagos de moderación de Putin en relación a las armas nucleares son un mero “chantaje” y para ver cómo Cirilo I le anima también en eso valga esta reciente noticia del 18 de octubre de 2023 en que el patriarca aparece premiando a uno de los creadores del arsenal nuclear soviético.

Recientemente, Hovorun explicó esta cuestión en una conferencia titulada “Un hijo del padre de las mentiras”, pronunciada el 26 de marzo de 2023 en la Iglesia Universitaria de Santa María Virgen en Oxford, y recientemente publicada. En ella, resume en tres la auténticas razones de la guerra en Ucrania: el revanchismo postsoviético, la idea megalómana de superioridad y la necesidad de preservar los privilegios de la autocracia y la cleptocracia rusas.

Al rebatir algunas de las excusas presentadas como motivos de la guerra, y en concreto la de la rusofobia, Hovorun presenta datos que deberían dar que pensar a quienes aún hoy siguen elogiando la supuesta grandeza pasada del imperio ruso. Así dice, por ejemplo, que “cuando uno pasea por las calles de San Petersburgo y disfruta de la grandeza de su arquitectura imperial, debería recordar que está construida literalmente sobre los huesos de los ucranianos esclavizados que murieron allí bajo terribles condiciones”.

Evolución del aprecio hacia los rusos en Ucrania.
Evolución del aprecio hacia los rusos en Ucrania.

Desgraciadamente, como muestra este gráfico, el resultado de la agresión con la que Putin supuestamente quería combatir la rusofobia es que la actitud positiva respecto a los rusos en Ucrania, que oscilaba entre el 90 y el 80% antes de la agresión, cayó por debajo del 50% con el comienzo de la agresión en 2014, para caer hasta el 2% con el comienzo de la agresión a gran escala.

En la conclusión de su conferencia, Hovorun compara a Putin con Stalin y el primero sale mal parado, ya que Stalin, a pesar de haber estudiado en un seminario, nunca se atrevió a expresar opiniones teológicas, mientras que Putin las ha empleado para convertir a la patria en un dios al que hay que adorar por delante del cristiano e incluso para afirmar que el cristianismo ortodoxo está más cerca del Islam que del catolicismo.

Para comprender mejor el origen de la ideología que Hovorun llama “mundo ruso” les aconsejo leer este artículo de 10 páginas publicado en un volumen de estudios sobre las Iglesias ante el conflicto ucraniano.

¿Dónde explica Hovorun las posturas de las Iglesias cristianas ante la guerra y por qué no han servido para frenarla? Para saberlo, puede ser interesante consultar este artículo suyo sobre la autocefalia publicado en 2020. En síntesis, como puede comprenderse, condena la actitud del Patriarcado de Moscú, liderado por Cirilo I. Por lo que hace a la Iglesia Ortodoxa Ucrania, dirigida por el metropolita Onofrio y sometida al patriarcado de Moscú, Hovorun le acusa de mantener silencio y no denunciar la agresión, disimulándola como si fuera una mera “lucha fratricida”, aunque reconoce que, una vez estallada la guerra a gran escala, el metropolita Onofrio sí ha sabido condenar la agresión y animar a los que luchan a las órdenes del gobierno ucraniano.

Como lógica consecuencia de la agresión rusa, Hovorun aplaude la decisión tomada en 2019 por el patriarca Bartolomé I de Constantinopla de reconocer la independencia que la Iglesia ortodoxa de Ucrania había proclamado en 1992, separándola de toda obediencia al patriarcado de Moscú. Este proceso, que se denomina autocefalia en el contexto de las Iglesias que sin estar sometidas a la obediencia del Papa de Roma sí reconocen una primacía de honor al patriarca de Constantinopla, no ha sido en general aceptada de momento en el mundo ortodoxo.

Además, si para alguien acostumbrado a la independencia entre Iglesia y Estado resulta chocante que fuera el presidente de Ucrania, y no los fieles de la Iglesia, quien pidiera el reconocimiento de la autocefalia de la hoy llamada Iglesia Ortodoxa de Ucrania (del Patriarcado de Kiev, cuya cabeza es el metropolita Epifanio), aún más difícil de entender es la prohibición por parte del Parlamento Ucraniano, el 19 de octubre de 2023, de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana sometida al Patriarcado de Moscú, a la que se acusa poco menos que de espionaje. Obviamente, si se llega a cerrar las iglesias que no se hayan puesto bajo la obediencia de la nueva Iglesia ortodoxa de Ucrania, del patriarcado de Kiev, el resultado será la negación del acceso a los sacramentos a muchas personas.

En cuanto a la postura de la Iglesia, católica, Horovun recuerda que el papa Francisco nunca ha condenado a Rusia, a Putin ni al patriarca de Moscú por la agresión a Ucrania. En ocasiones se ha referido al fratricidio para condenar la guerra, lo cual en opinión de Hovorun significa aceptar la retórica de la propaganda rusa o cuando menos cierta ambivalencia, ya que la responsabilidad parece repartirse entre ambas partes.

El 12 de febrero de 2016, por tanto dos años después de comenzar la agresión a Ucrania, el Papa se reunió en Cuba con Cirilo I y firmaron una declaración conjunta en la que se invocaba a las partes en conflicto a mantener un diálogo.  En este caso, al menos, según dice Hovorun haber sabido por quienes prepararon el documento, el Vaticano hizo eliminar el calificativo de “civil” que la parte rusa pretendió que se diera a esta guerra, para intentar diluir así su responsabilidad como agresor. En todo caso, la declaración habría caído de lleno en el elogio a la nueva ideología diseñada por Cirilo I, no solo por no identificar a Rusia como una de las partes en conflicto en Ucrania, sino por referirse en términos elogiosos a lo que llama “renovación sin precedentes de la fe cristiana” en Rusia, mientras que por el contrario Ucrania, donde sí hay libertad y renovación religiosa y además una notable presencia católica (principalmente greco-católicos, o de rito bizantino), era pintada en el documento como un país sumido en una grave crisis económica y humanitaria.

En definitiva, aunque Hovorun reconoce el papel humanitario jugado por la Iglesia católica, afirma que la única Iglesia que ha actuado “adecuadamente” ante la cuestión ucraniana es el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Por mi parte, añadiría que también lo ha hecho el primado de la Iglesia greco-católica ucraniana, Svjatoslav Shevchuk, cuyo título es arzobispo mayor de Kiev, de Galicia y de toda Rutenia. Este, en efecto, ha condenado al agresor ruso, y a Putin, en innumerables ocasiones. También ha criticado al patriarca de Moscú por su defensa de la guerra como una supuesta defensa de la Ortodoxia.

Con todo, ni siquiera Shevchuk ha sabido ver la primacía del Cirilo I en la construcción de la ideología que ha llevado a la guerra, ya que ve a la ortodoxia rusa como “atrapada en la doctrina del Estado de Putin”.

Como hemos visto, al menos según Hovorun, todavía no hay ninguna Iglesia cristiana que se haya atrevido a decir la verdad, reconociendo que la responsabilidad en esta guerra corresponde, en cuanto instigador, al patriarca Cirilo I de Moscú. Y sin decir la verdad, parece difícil que se pueda hacer una verdadera aportación a la paz. (En la imagen, palabras del papa Francisco el 29 de agosto de 2023 elogiando a la “Gran Rusia”.)

Elogios del papa Francisco al imperialismo ruso.
Elogios del papa Francisco al imperialismo ruso.

Hablando de aportaciones, les recuerdo que en el chat de esta emisión tienen la posibilidad de contribuir a la ayuda de Cáritas a Ucrania, les recuerdo que pueden suscribirse al canal Centroeuropa, incluso darle a me gusta a este vídeo o si quieren colaborar económicamente con el canal clicar en el botón de “unirme”. Sin otro particular, les saluda afectuosamente, Santiago Mata.

¿Por qué un neofascista (excomunista) compara al papa Francisco con Gorbachov? Diego Fusaro dice que “El papa Francisco es el Gorbachov de la Iglesia católica” a la que, según el pensador neofascista, llevará a la muerte


Quiero comentar la entrevista de Miguel Ángel Quintana Paz al pensador italiano Diego Fusaro para el portal The Objective sobre su libro de próxima publicación titulado “El fin del cristianismo, la muerte de Dios, el mercado global y el papa Francisco”.


La afirmación central de la entrevista, cuyo link pueden ver en la descripción de este vídeo, es la de que “El papa Francisco es el Gorbachov de la Iglesia católica”, entendiendo por Gorbachov no el reformista que abrió un sistema, como fue el comunismo soviético, a la democracia, sino como el gobernante que llevó a la ruina aquel estado, es decir, la Unión Soviética.
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En memoria de Ricardo Estarriol, el más longevo corresponsal español en Centroeuropa Ricardo Estarriol fue el primero y más longevo de los corresponsales españoles en Centroeuropa en la segunda mitad del siglo XX


Recibo hoy la noticia del fallecimiento, anoche, de Ricardo Estarriol, primer y más longevo corresponsal español en Centroeuropa, a quien tuve el gusto de tratar cuando viví en Eslovaquia y Austria (1996-2004), manteniendo esa amistad hasta ahora.

No me corresponde a mí describir el trabajo periodístico de Ricardo, desde que llegó a Austria en 1958 hasta este mismo año, en que redactaba su libro De la guerra fría a la nueva Europa. Memorias de un testigo, que en algunas referencias aparece ya como publicado y que espero que, en efecto, lo sea. Baste con decir que si no fue estrictamente el primer periodista español en Centroeuropa -pues ese título quizá lo pueda reclamar hasta Donoso Cortés, y además, vaya usted a saber lo que cada quién entiende por Centroeuropa-, sin duda ha sido el más longevo, pues ni con su jubilación a fines de siglo dejó de escribir y corresponder.

Desde que Ricardo Estarriol dejó de ser para mí el nombre de un corresponsal notorio por su labor en la Polonia de Solidaridad, en la caída del Telón de Acero y las guerras posteriores (principalmente las balcánicas), pero en realidad ya desde la Primavera de Praga, y lo vi en persona, me trató con discreta cordialidad, poco llamativa, por su naturalidad: trataba a todos como hubiera deseado que a él le trataran, regla de oro que, como es sabido, es fácil de decir y difícil de hacer.

Ricardo fue corresponsal de La Vanguardia
Ricardo fue corresponsal de La Vanguardia

Cristiano cabal y catalán universal

Aunque por su escasez los dos adjetivos que acabo de utilizar no sirven para un titular hoy día (resultaría ininteligible), a Ricardo le cuadran: estoy seguro de que el origen de su cordialidad era el deseo de ser buen cristiano, e igualmente puede ser puesto entre los (seguramente muchísimos) catalanes que destacan por un sentido algo más que común (seny), que le permitía empatizar con cualquiera, poniéndose en su lugar, superando por lo menos en lo que de él dependía, cualquier barrera.

Ricardo es una de las pocas (pero gracias a Dios no la única) personas de las que puedo decir que nunca les oí hablar mal de nadie, pero no lo lograba a base de callar, porque siempre tenía algo interesante de lo que hablar.

En lo personal, estoy seguro de que Ricardo veía algo en los demás (incluso en mí) que le hacía apreciarlos tanto o más que ellos (y en mi caso diría, seguro que más de lo debido). No es que se hiciera el ignorante, pero no apreciaba sus conocimientos y opiniones más que los de los demás, lo cual como dije antes no se nota, pero es extremadamente raro en personas que dedican su vida a buscar la verdad, y que por tanto suelen creen que la han encontrado y concluir que saben más que los demás.

A pesar de llevar en Centroeuropa 40 años más que yo, constato que Ricardo siempre me preguntaba desde ese punto de vista de quien busca la verdad y cree que otro debe conocerla mejor que uno mismo, en muchas cosas referentes a Eslovaquia, Croacia, países eslavos en general, y hasta Austria. Alucinante, pero cierto.

La mejor lección al respecto me la ha dado ya mucho después de que dejáramos de vernos cuando me consultó sobre el interés que podrían tener sus memorias, que naturalmente le animé a escribir. Le ayudé en lo que pude a enfocar los aspectos que me consultó, y hasta a corregir expresiones, dado que su larga ausencia de la patria hispana las hacía necesarias… Y siempre encontré ese interés de quien cuenta con los demás para que le ayuden igual que él está dispuesto a ayudar.

Interesado en la labor de los demás

Lo anterior parecería simplemente inteligente para sacar de otros lo que pueden darle a uno. Pero Ricardo ante todo daba, y también con naturalidad. A veces me llamaba por teléfono para responderme a una consulta que le había hecho por whatsap y que por tanto era casi meramente retórica (no esperaba contestación) o para interesarse por algo que yo estaba escribiendo o investigando. Por ejemplo, mi último libro sobre la Virgen de Guadalupe. Pero no se limitaba a interesarse, sino que daba ideas. Ejemplo: me propuso escribir, ya que lo había hecho sobre las supuestas apariciones de Garabandal, sobre las de Medjugorje. Y, cuando le aclaré que sería muy probablemente para llegar a la conclusión de que eran un fenómeno manipulado en buena medida, me dio a entender -pero con esa discreción de siempre, donde la propia opinión no importa- que es lo mismo que él pensaba. La realidad es -pienso- que él estaba interesado, precisamente por llevar décadas viendo y oyendo testimonios sobre ese asunto, por llegar a la verdad, y confiaba en la capacidad de las personas para encontrarla.

Ya que he mencionado este asunto, lo completaré diciendo que, una vez terminado el libro de Guadalupe, cuando de nuevo me dijo algo sobre Medjugorje, opiné que en este caso era mejor confiar en que las cosas se vayan aclarando de por sí que dar la impresión de que uno quiere ir contra algo o alguien, y que prefería dedicar mi tiempo a investigar cosas más positivas, y me dijo que él había llegado a la misma conclusión.

Curiosamente, hoy, cuando recibo la noticia de su muerte, se celebra un rosario rezado, dentro del «maratón» propuesto por el papa Francisco para el mes de mayo, precisamente en Medjugorje, y me ha ayudado a reflexionar sobre hasta qué punto estaría Ricardo de acuerdo en que el mal se supera con el bien, y que si hay quien ha pretendido allí engañar y ha manipulado a la gente y desobedecido, a veces hay que confiar en que tratando bien y rezando por y con la gente, los malentendidos se vayan aclarando… A fin de cuentas muchos templos cristianos en la antigüedad se erigieron sobre templos paganos, no para imponer una verdad frente a otra, sino para santificar con la presencia de Dios y la oración un lugar que el demonio quería destinar al engaño. Todo un programa para buscar la verdad. Pero yo se que Ricardo, no buscaba una verdad abstracta, sino a Jesucristo resucitado, y que ya se ha encontrado de forma definitiva con Él. Acuérdate ahora ante Él de los que aquí tomamos de alguna manera el testigo de tu fecunda labor. Una abraçada y hasta siempre,

Santiago Mata

Valladolid, 15 de mayo de 2021.

Ricardo Estarriol, en su perfil de Whatsap
Ricardo Estarriol, en su perfil de Whatsap

Aeroflot dejará de esgrimir la hoz y el martillo como emblema Tras las críticas de personas que recordaban que son el símbolo de un sistema totalitario que oprimió a Rusia, Aeroflot sustituirá la hoz y el martillo


Como parte de un comunicado de prensa fechado el 13 de enero de 2020, la línea aérea nacional de Rusia, Aeroflot, anunció que antes de 2023 habrá eliminado como emblema la hoz y el martillo. Sin salir del anonimato, los representantes de la empresa afirmaban que no se trataba de un «cambio llamativo», sino solo de hacer desaparecer «elementos de diseño arcaicos».

En los últimos tres años (2017, 2018 y 2019), el autor de este blog había enviado sendas cartas a la dirección de la compañía pidiendo que, por respeto a las víctimas del totalitarismo comunista, se dejara de imponer el uso de la hoz y el martillo. Hasta ahora, la respuesta siempre fue que los símbolos del comunismo eran útiles para identificar a Aeroflot. Ahora, tras la intervención de personas de nacionalidad rusa que comparten el respeto hacia las víctimas del totalitarismo, la empresa ha decidido rectificar, motivo por el cual desde aquí les felicito y agradezco ese paso hacia la reparación de una injusticia.

историк Сантьяго Мата
El historiador Santiago Mata en Moscú (2017). историк Сантьяго Мата

Ya en 2017 la Fraternidad de la Transfiguración se hizo eco de mi petición dirigida a Aeroflot al hablar de la charla que con ellos mantuve respecto a la necesidad de fomentar la reconciliación sin renunciar al reconocimiento de la verdad y del mérito de las víctimas que prefirieron sufrir el mal antes que hacerlo. Como bien resumían, en esa ocasión me referí al fracaso que en España (y seguramente otros países) ha supuesto pretender la reconciliación mediante el olvido, dando como resultado que «en un esfuerzo por perdonar el mal, se olvide el bien».

Aeroflot: Volar arrastrando cadenas o apuntar al futuro


Como siempre tras viajar con ellos, escribo a Aeroflot una carta protestando por el uso de la hoz y el martillo; como siempre, responden que les enorgullece el recuerdo de la tiranía (versión rusa en «seguir leyendo»).

Al señor Vitaly Saveliev, Director general de Aeroflot.

Madrid, 26 de agosto de 2019.

Como cada año tras regresar de Rusia utilizando su aerolínea, me siento obligado a agradecer la calidad de sus servicios y a preguntar a sus responsables por qué siguen utilizando como emblema el símbolo del comunismo.
Ya me dieron como respuesta que es el símbolo más conocido de su país, y más o menos esa misma respuesta me dio uno de sus empleados en la puerta del embarque cuando le pregunté, señalando la hoz y el martillo enormes que llenaban la manga de su uniforme, si era comunista. Contestó que no, y como explicación de por qué la llevaba respondió: es la historia.
Como historiador, no puedo aceptar que se compare a la historia como una fuerza de inercia irresistible. Los hombres somos libres y, por mucho que podamos estar condicionados, e incluso tengamos que reparar los crímenes del pasado, no podemos asumirlos como culpa propia y menos imponerlos a otros, o tratar de camuflarlos como si nada hubiera habido de malo en una ideología que mató a millones de personas de su propio país. Eso no es un accidente de la historia.
Comprendo que por la ignorancia de muchos, aún se pretendan resaltar los aspectos supuestamente positivos del comunismo, y que por tanto no sea prudente erradicar todos sus símbolos. Comprendo que se pretenda que puedan quedar, como si fueran los emblemas de la antigua Roma en Italia, en los monumentos, pero no en el emblema de una empresa que quiere apuntar hacia el futuro y el progreso. Si lo más conocido de un país fueron las actividades de un grupo criminal, habrá que emplear la imaginación y el esfuerzo de todos para lograr ser reconocidos por aspectos positivos.
Si usted reconoce que eso es cierto, me gustaría al menos saberlo, y si no puede cambiar la situación, le agradecería si al menos lo reconoce, porque reconocerse incapaz es al menos un buen paso para que quienes lo sepan acudan en su auxilio y lo que para uno solo es una tarea imposible, quizá no lo sea cuando muchos sean conscientes de que entre todos se pueden sacudir las cadenas a las que algunos llaman historia. Con afecto, se despide:

Santiago Mata

Respuesta, 27 de agosto de 2019.

Estimado Santiago:

Como le informamos anteriormente, la hoz y el martillo alados han sido un símbolo integral de la aerolínea desde su inicio. La experiencia ha demostrado que este símbolo es el más reconocible, y Aeroflot no planea reemplazarlo.

Gracias de nuevo por sus comentarios. ¡Siempre nos complace darle la bienvenida a bordo de nuestro avión!

Saludos

Anastasia Fedorova.

Jefe del departamento de Atención al Cliente.

Departamento de Gestión de Calidad de Producto.

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Lo que aprendí de Luka Brajnovic y de Carrillo Del primero aprendí qué difícil es perdonar, del segundo que una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad, pero hace más difícil decir la verdad


Viendo un vídeo sobre el profesor Luka Brajnović (léase Bráinovich), me parece que falta entre los comentarios algo sobre lo que tuve experiencia directa. La sensación que, me parece, se tiene al ver el vídeo, y que en cierto modo se tenía al hablar con don Luka era la de que se trataba de un hombre «bueno por naturaleza», un pedazo de pan, incapaz de matar una mosca. Si, como dice alguien en el vídeo, nunca habló mal de nadie, debía ser algo natural, como que no le costaba. Y qué mérito tendría eso.
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¿Aeroflot es una compañía comunista? – Аэрофлот – коммунистическая компания? Tras mi primer vuelo en Aeroflot he pedido al director Vitaly Saveliev que retire la simbología comunista que siguen imponiendo. #намнужнорасстаться


Vitaly Saveliev. Aeroflot – Director General (saveliev-info@aeroflot.ru)

Amsterdam 22.8.2017

Estimado Sr. Saveliev:

Acabo de bajar de un avión de Aeroflot que me trajo de Moscú (SU2694Q con salida a las 14.45, como puede ver por la foto adjunta de mi billete) y me apresuro a felicitarle por la calidad del vuelo pero al mismo tiempo pedirle que tome en consideración la necesidad de cambiar de icono para representar a su compañía. No entiendo que con el símbolo de la hoz y el martillo su compañía prolongue la presencia en las mentes y en las vidas, en los uniformes de sus empleados y hasta en los pastelitos de la comida, de una dictadura que sometió a su país a un sufrimiento terrible. No es excusa que bajo el símbolo de la hoz y el martillo se hicieran también gestas como vencer a los nazis, porque Rusia venció a los nazis no gracias al comunismo, sino a pesar de estar gobernados por comunistas. Sea usted coherente, porque no creo que usted quiera volver a sufrir el gobierno del comunismo. Y aunque quisiera, no tiene usted derecho a imponerlo. Y si piensa que no hace más que seguir la inercia como tantos que conservan esos símbolos, piense si quiere seguir entre el grupo de los que no van a aportar nada a la historia o quiere que se respeten los derechos de los empleados por los que debe usted velar. Porque imagino que muchos de sus empleados han sufrido en su carne o en sus familias el comunismo y usted no les permite librarse de esa marca que es como si fuera el número de preso de un campo de concentración grabado en el brazo: usted hace que sus empleadas lleven la hoz y el martillo en las gorras sobre sus mentes, en el pecho sobre sus corazones y en las mangas sobre sus manos, como si quisiera recordarles que fueron esclavos y que a usted no le interesa que sean libres. Espero estar equivocado pero, al menos, denos a los que usamos sus servicios la posibilidad de comer un pastel sin la hoz y el martillo porque el que he comido pienso que se me va a indigestar.

Dios nos juzgará a todos pero además está la historia de su pueblo, que podrá incluirlo a usted entre los que hicieron algo por respetar la dignidad de sus ciudadanos o borrar su nombre con desprecio si no hace nada.

Afectuosamente, se despide:

Santiago Mata

Cliente de Aeroflot
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Así controlaron los comunistas el Ejército Republicano en Madrid Pruneda explica cómo dominaron el Ejército Republicano: Miaja era “borracho” y marioneta del PCE; Rojo, “alma de la defensa”, actuó por miedo y vanidad


Declaración del ingeniero Juan Muñoz Pruneda, que estuvo en el estado mayor de Rojo. Miaja era “un borracho y sin ninguna capacidad profesional”, marioneta del PC, y Rojo “era hombre de derechas y los motivos que debió tener para servir a los rojos con la lealtad que lo hizo, debió ser, de un lado el temor de que su vida y la de los suyos peligrara, y de otro, la vanidad que se fue apoderando de él a medida que su capacidad se manifestaba en las operaciones que concebía, hasta el punto que fue el alma de la defensa de Madrid”. Sigue leyendo Así controlaron los comunistas el Ejército Republicano en Madrid Pruneda explica cómo dominaron el Ejército Republicano: Miaja era “borracho” y marioneta del PCE; Rojo, “alma de la defensa”, actuó por miedo y vanidad